Joël Dicker con un cambio de registro sorprendente nos regala una novelita preciosa donde el misterio se convierte en enseñanza, crítica y reflexión. Una historia infantil narrada en primera persona por la encantadora Joséphine que se convierte en una inteligente y acertada crítica sobre el mundo adulto. Le recomiendo este libro entretenido y divertido, con una potente moraleja, a todos. Resulta imposible no empatizar y sonreír con el grupo de niños protagonista. Y descubrir capítulo a capítulo que damos por sentadas muchas cosas que se están perdiendo. Y que los adultos que hablan mucho, escuchan poco y piensan aún menos.
El autor nos hace reflexionar sobre enseñanza en valores, educación, integración, inclusión y el respeto a la diversidad. Los protagonistas de la novela, cada uno tiene su voz, su forma de pensar y una lógica que, aunque infantil, muchas veces deja en evidencia a los mayores, desenmascaran las contradicciones de una sociedad que predica unos valores que luego no practica.
Me parece una lectura muy recomendable, que resulta amena y sencilla. Y dice mucho más de lo que aparenta. Los protagonistas nos irán demostrando que todos somos valiosos y diferentes, y que nunca deberíamos menospreciar a nadie. Trabajando en equipo, cada uno con sus características, resulta más fácil superar las dificultades.
Esta frase como otras
muchas me encantó. “En el fondo, las personas son como las estrellas: tienes
que mirarlas atentamente para darte cuenta de lo mucho que brillan”.

