viernes, 23 de mayo de 2025

El loco de Dios en el fin del mundo

 

 

Desde el Vaticano contactaron con Javier Cercas para invitarle a asistir junto a otros creadores a un encuentro con el Papa Francisco en la Capilla Sixtina, para conmemorar los cincuenta años desde la apertura de la colección de Arte Moderno y Contemporáneo en los Museos Vaticanos.

Y Lorenzo Fazzini, desde la editorial de la Santa Sede, le propuso a Javier Cercas que viajara a finales de agosto de 2023 a Mongolia con el pontífice y su séquito para escribir un libro sobre el viaje, el Papa Francisco, la Iglesia Católica, el Vaticano, sobre lo que él quisiera.

En este libro el autor trata de entender, nos habla, no juzga, el papel en la vida humana de lo espiritual y lo trascendente, el lugar en ella de la religión y el ansia de inmortalidad.

Nos dice el autor, “soy ateo, anticlerical, un laicista militante, un racionalista contumaz, un impío riguroso. Pero aquí me tienen, volando en dirección a Mongolia con el anciano vicario de Cristo en la Tierra. He aquí un loco sin Dios persiguiendo al loco de Dios hasta el fin del mundo”.

Me ha resultado curioso e interesante este libro que como el propio autor definió en su momento es “una mezcla de crónica, ensayo, biografía y autobiografía. Un batiburrillo de géneros”. Los diálogos que Cercas mantuvo antes, durante y después del viaje con las personas que gobiernan la institución más antigua del mundo me han mostrado muchas cosas que desconocía, invitan al análisis y la reflexión.   

Señala el autor que “es un error interpretar lo que ocurre en la Iglesia en nuestros términos políticos laicos. Francisco no era ni de izquierdas ni de derechas. Era ambas cosas: más próximo a la izquierda desde el punto de vista social y más próximo a la derecha desde el punto de vista moral. Los cambios que ha imprimido este hombre a la Iglesia son profundos. Aunque para muchos los avances fueron mínimos, fue un Papa muy incómodo para los sectores conservadores. La mayor revolución del pontífice fue la sinodalidad. Él quería una iglesia horizontal, más democrática y asamblearia, más cercana al cristianismo primitivo. Eso daba mucho miedo a los sectores reaccionarios. No creo que el próximo Papa deshaga por completo lo que ha hecho Francisco”.   

 


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