Durante 677 páginas he disfrutado de la historia de tres mujeres increíblemente fuertes. He sufrido con ellas, y me he alegrado cuando la vida les dio pequeños respiros de felicidad, dicha y placer. Lo mejor es que nunca se rindieron. No pudieron doblegarlas, ni hundirlas por completo. Fueron renaciendo una y otra vez. Y se mantuvieron unidas.
Os recomiendo esta
novela. A mí me enganchó desde el principio y la leí en solo cuatro días.
La historia se
desarrolla en Shangái, año 1912. Violeta
es hija de Lulú, una estadounidense residente en la ciudad china que regenta la
mejor casa de cortesanas de toda la ciudad. Allí, la joven Violeta crece entre
la cultura china y la occidental, en un cruce de mundos. Le gustaría pasar más
tiempo con su madre, contarle sus problemas e inquietudes pero parece que Lulí
nunca tiene momentos para compartir con su hija.
Violeta crecerá viendo de cerca qué es
ser cortesana, y cómo es la vida de estas mujeres. Esfuerzo, desesperanza,
coraje, valentía y amor, tienen su hueco en distintos pasajes de la novela.
Leyendo esta
novela recordé dos historias, de mujeres decididas y valientes, con vidas muy
complicadas, como estas, que también me sedujeron desde el primer momento. “La
cuarta sultana” de Debbie Taylor y “La ciudad prohibida” de Anchee Min.
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