Esta es la primera novela negra que
escribe Isabel Allende. Tras leerla, en redes sociales he leído algunos
comentarios sobre la misma. Algunos la
consideran una novela “muy flojita” dentro de este género. Pero yo sinceramente
sí he disfrutado leyéndola. Y la recomiendo sin duda alguna. La trama me enganchó desde el primer
momento. Tres días me llevó su lectura. Aunque siendo sincera tengo que
reconocer que no es la mejor novela negra que he leído. Quizás el problema sea
que se centra más en la historia de los personajes, que en la investigación de
los crímenes. El suspense y el misterio apenas se llegan a notar, pues quedan
diluidos entre tantas tramas.
Las
protagonistas de la historia son Indiana, una joven que trabaja en una
clínica holística como sanadora. Y su hija Amanda, cuyo padre es un inspector
de policía. La joven siente pasión por los thrillers. Tanto que incluso
juega a Ripper, un juego de rol online con el que investiga los
asesinatos que tuvieron lugar en el antiguo Londres de Jack el Destripador.
Casualmente
una oleada de crímenes comienzan a sacudir la ciudad de San Francisco, y Amanda
se interesa mucho por estos asesinatos. Los cuales también investiga su
padre. Ella también los estudiará y analizará de manera paralela a la
policía junto a su abuelo y a sus amigos de Ripper.
Al principio la novela resulta un poco lenta. En la segunda mitad, el ritmo se va
acelerando. La investigación comienza a dar sus frutos y se inicia la verdadera
acción.
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