domingo, 1 de mayo de 2016

Aprendiendo sobre las altas capacidades


Hace unos días asistí a la conferencia titulada “Altas habilidades: superdotados, talentos y precoces” impartida por Ana Fuensanta Hernández, doctora en psicología de altas habilidades. La charla me resultó francamente interesante por ello quiero compartir parte de lo que allí se trató.

“Antes se creía que la inteligencia era algo innato, y que nacíamos y moríamos con la misma inteligencia. Pero no es así, se puede mejorar igual que la creatividad. No es que nazcan unos pocos creativos y el resto no, es que la creatividad se puede entrenar”.

“La inteligencia no es sola una, son varias. Uno puede tener talento para la música, la oratoria, la lengua, las matemáticas, el deporte, el dibujo etc. Las personas con talento puntúan alto en una aptitud específica (talento simple) o en varias combinadas (talento complejo), pero están dentro de la media o incluso por debajo en el resto de aptitudes”.

“A los expertos nos gusta más hablar de talento que de superdotación. Se trata de un proceso. Se nace con un potencial, una capacidad, pero hay que trabajarla y desarrollarla para llegar al máximo, a la eminencia”.

“Uno de los mitos que arrastran los niños superdotados, y que hay que eliminar, es que aprenden solos, no necesitan ayuda, sacan buenas notas, han sido sobre estimulados, siempre están concentrados, son solitarios, solo estudian y no juegan...”

“Altas Capacidades Intelectuales es un concepto que engloba, sobredotación, talento y precocidad intelectual. La Organización Mundial de la Salud establece que los superdotados son aquellos niños que tienen un coeficiente de inteligencia igual o superior a 130”.

“No están muy claros los porcentajes de superdotados. Se estiman en un 2 o 3%. Pero expertos como Gagné y Renzullo llegan a hablar de un 10 o 20%”.

“Cuando los padres descubren que su hijo tiene altas capacidades sienten tanta alegría como temor. Se sienten desconcertados, perdidos. Necesitan orientación, ayuda, un diagnóstico. Información y pautas sobre qué hacer y cómo tratar a estos niños, con un talento y un potencial muy superior a la media”.

“Yo les digo que las altas capacidades de su hijo son un privilegio, un regalo, no un problema o una enfermedad. Tienen que informarse para poder entender cuáles son las necesidades del niño, y aceptarle. Y agruparse y trabajar en común para conseguir cubrir las necesidades específicas de apoyo y educativas, para que puedan desarrollar su talento”.

“Cuando los padres tienen indicios de que su hijo puede tener altas capacidades, deben acudir al orientador del centro educativo y solicitar las pruebas. Estos niños tienen derecho a que se les identifique y así está reconocido por ley. Informarse en centros especializados de altas capacidades es una forma de darles visibilidad, y de afrontar la situación”.

“Es muy importante diagnosticar las altas capacidades cuanto antes. Aunque es a partir de los 12 años cuando se alcanza la madurez cerebral”.

“Es muy frecuente el erróneo diagnóstico de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDA-H) en niños superdotados ya que el aburrimiento les lleva, en muchos casos, a la desconexión y al fracaso escolar”.

“Los niños con altas capacidades se aburren y desmotivan en la escuela, ante tareas monótonas y repetitivas que a ellos no les enriquecen. Se sienten incomprendidos, desubicados. El sistema educativo actual sigue anclado en una línea excesivamente tradicional donde la experimentación, la investigación y la creatividad son relegadas a un segundo plano. En el sistema público, en general, los profesores carecen de la formación y los recursos necesarios para satisfacer la demanda de estos niños, que a veces son vividos como una carga, un problema”.

“Los niños con altas capacidades presentan un pensamiento complejo y abstracto. Son creativos, hipersensibles e inconformistas. Muy intensos emocional y sensorialmente. Son niños muy movidos, difíciles de agotar, entusiastas. Necesitan estar en actividad, sea física o cognitiva. Tienen un alto nivel en vocabulario y una memoria prodigiosa. Cuentan con una gran habilidad para terminar las actividades que van en torno a sus intereses. Fantasean a menudo. Les gusta la ironía y el sentido el humor. Son felices. Suelen ser líderes positivos. Muestran de forma precoz e intensa, una enorme capacidad empática y un radical sentido de la justicia y la equidad”.

“Los niños con altas capacidades cuestionan la autoridad y las normas. Les preocupan a edades muy tempranas temas como la muerte, la existencia de Dios, la justicia social. En la mayoría de los casos hacen un aprendizaje de la lectoescritura muy temprano y de forma autodidacta. Sienten predilección por juegos de carácter cognitivo, tipo puzles, legos, etc. Son muy autocríticos, perfeccionistas y competitivos. Suelen ser muy distraídos fuera de aquello que les interesa. Estos niños conviven con un cerebro que percibe todo, todo el tiempo, por lo que tienen sobrecargas sensoriales y emocionales. No resultan fáciles de educar especialmente en sistemas familiares y escolares rígidos, y con exceso de normas”.

“Yo propondría planes de actuación en los centros educativos con expertos en la materia. Se necesitan programas de formación. Acciones formativas para el profesorado. Promover acciones de identificación. Desarrollar actividades en profundidad, no en cantidad. Trabajar con los niños de altas capacidades como mentores de sus compañeros. Llevar a cabo tareas de aprendizaje personalizado. Trabajar el pensamiento divergente. Utilizar el aprendizaje por descubrimiento, método científico y pensamiento crítico”.

“Sería bueno trabajar en equipo, sin competitividad, evitando el rechazo entre compañeros. Trabajar a partir de la curiosidad y de los intereses de los alumnos. Trabajar la creatividad con pensamiento divergente en áreas de ciencias, lingüística etc. Trabajar a partir del juego todas las áreas cognitivas y relacionándolas. Trabajar la regulación emocional. Trabajar con normas claras y que partan de los niños. Potenciando la imaginación antes que la tecnología”.

“Respecto a la familia yo recomiendo hablar y escuchar a los hijos. No sobre estimular ni sobre exigir. Ayudarles y animarles en sus intereses. Trabajar con ellos la creatividad. Establecer normas y directrices en consenso. No castigar con quitarle la actividad acorde a su talento. Tener claro que necesitan jugar. Buscar profesionales que nos orienten. Trabajar en colaboración con el centro educativo. Y sobre todo no tener miedo de que tu hijo tenga talento”.

Ana Fuensanta Hernández fundó y dirige en Murcia un centro experto en altas capacidades. Más información en www.aventurinna.es



1 comentario:

  1. Sin olvidarnos de que son niños como todos y buscando ante todo su felicidad no nuestra satisfacción... Y se de lo que hablo

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