Hace unos días
asistí a la conferencia titulada “Altas habilidades: superdotados, talentos y
precoces” impartida por Ana Fuensanta Hernández, doctora en psicología de altas habilidades. La charla me
resultó francamente interesante por ello quiero compartir parte de lo que allí
se trató.
“Antes se creía que la inteligencia era algo
innato, y que nacíamos y moríamos con la misma inteligencia. Pero no es así, se
puede mejorar igual que la creatividad. No es que nazcan unos pocos creativos y
el resto no, es que la creatividad se puede entrenar”.
“La inteligencia no es sola una, son varias. Uno
puede tener talento para la música, la oratoria, la lengua, las matemáticas, el
deporte, el dibujo etc. Las personas con talento puntúan alto en una aptitud
específica (talento simple) o en varias combinadas (talento complejo), pero
están dentro de la media o incluso por debajo en el resto de aptitudes”.
“A los expertos nos gusta más hablar de
talento que de superdotación. Se trata de un proceso. Se nace con un potencial,
una capacidad, pero hay que trabajarla y desarrollarla para llegar al máximo, a
la eminencia”.
“Uno de los mitos que arrastran los niños
superdotados, y que hay que eliminar, es que aprenden solos, no necesitan ayuda,
sacan buenas notas, han sido sobre estimulados, siempre están concentrados, son
solitarios, solo estudian y no juegan...”
“Altas Capacidades Intelectuales es un
concepto que engloba, sobredotación, talento y precocidad intelectual. La Organización Mundial de la Salud establece
que los superdotados son aquellos niños que tienen un coeficiente de inteligencia igual o superior a 130”.
“No están
muy claros los porcentajes de superdotados. Se estiman en un 2 o 3%. Pero expertos
como Gagné y Renzullo llegan a hablar de un 10 o 20%”.
“Cuando los padres descubren que
su hijo tiene altas capacidades sienten tanta alegría como temor. Se sienten
desconcertados, perdidos. Necesitan orientación, ayuda, un diagnóstico. Información
y pautas sobre qué hacer y cómo tratar a estos niños, con un talento y un
potencial muy superior a la media”.
“Yo les digo que las altas capacidades
de su hijo son un privilegio, un regalo, no un problema o una enfermedad.
Tienen que informarse para poder entender cuáles son las necesidades del niño,
y aceptarle. Y agruparse y trabajar en común para conseguir cubrir las
necesidades específicas de apoyo y educativas, para que puedan desarrollar su
talento”.
“Cuando los padres tienen indicios de
que su hijo puede tener altas capacidades, deben acudir al orientador del
centro educativo y solicitar las pruebas. Estos niños tienen derecho a que se
les identifique y así está reconocido por ley. Informarse en centros
especializados de altas capacidades es una forma de darles visibilidad, y de
afrontar la situación”.
“Es muy importante diagnosticar las
altas capacidades cuanto antes. Aunque es a partir de los 12 años cuando se
alcanza la madurez cerebral”.
“Es muy frecuente el
erróneo diagnóstico de
Déficit de Atención e
Hiperactividad (TDA-H) en niños superdotados ya que el aburrimiento les lleva,
en muchos casos, a la desconexión y al fracaso escolar”.
“Los niños con altas capacidades se
aburren y desmotivan en la escuela, ante tareas monótonas y repetitivas que a
ellos no les enriquecen. Se sienten incomprendidos, desubicados. El sistema educativo actual sigue anclado en una línea
excesivamente tradicional donde la experimentación, la investigación y la
creatividad son relegadas a un segundo plano. En el sistema público, en
general, los profesores carecen de la formación y los recursos necesarios para
satisfacer la demanda de estos niños, que a veces son vividos como una carga,
un problema”.
“Los niños con altas capacidades
presentan un pensamiento complejo y abstracto. Son creativos, hipersensibles e
inconformistas. Muy intensos emocional y sensorialmente. Son niños muy movidos, difíciles de agotar, entusiastas.
Necesitan estar en actividad, sea física o cognitiva. Tienen un alto nivel en vocabulario y una memoria
prodigiosa. Cuentan con una gran habilidad para terminar las actividades que
van en torno a sus intereses. Fantasean a menudo. Les gusta la ironía y el
sentido el humor. Son felices. Suelen ser líderes positivos. Muestran de
forma precoz e intensa, una enorme capacidad empática y un radical sentido de
la justicia y la equidad”.
“Los niños con altas capacidades cuestionan la autoridad y las normas. Les preocupan a edades muy tempranas temas como la muerte, la
existencia de Dios, la justicia social. En la mayoría de los casos hacen un aprendizaje de la lectoescritura muy temprano y de forma autodidacta. Sienten
predilección por juegos de carácter cognitivo,
tipo puzles, legos, etc. Son muy autocríticos, perfeccionistas y competitivos. Suelen ser
muy distraídos fuera de aquello que les
interesa. Estos niños conviven con un cerebro que percibe todo, todo el tiempo,
por lo que tienen sobrecargas sensoriales y emocionales. No resultan fáciles de
educar especialmente en sistemas familiares y escolares rígidos, y con exceso
de normas”.
“Yo propondría planes de
actuación en los centros educativos con expertos en la materia. Se necesitan
programas de formación. Acciones formativas para el profesorado. Promover acciones
de identificación. Desarrollar actividades en profundidad, no en cantidad.
Trabajar con los niños de altas capacidades como mentores de sus compañeros.
Llevar a cabo tareas de aprendizaje personalizado. Trabajar el pensamiento
divergente. Utilizar el aprendizaje por descubrimiento, método científico y
pensamiento crítico”.
“Sería bueno trabajar en equipo,
sin competitividad, evitando el rechazo entre compañeros. Trabajar a partir de
la curiosidad y de los intereses de los alumnos. Trabajar la creatividad con
pensamiento divergente en áreas de ciencias, lingüística etc. Trabajar a partir
del juego todas las áreas cognitivas y relacionándolas. Trabajar la regulación
emocional. Trabajar con normas claras y que partan de los niños. Potenciando la
imaginación antes que la tecnología”.
“Respecto a la familia yo recomiendo
hablar y escuchar a los hijos. No sobre estimular ni sobre exigir. Ayudarles y
animarles en sus intereses. Trabajar con ellos la creatividad. Establecer
normas y directrices en consenso. No castigar con quitarle la actividad acorde
a su talento. Tener claro que necesitan jugar. Buscar profesionales que nos
orienten. Trabajar en colaboración con el centro educativo. Y sobre todo no
tener miedo de que tu hijo tenga talento”.
Ana
Fuensanta Hernández fundó y dirige en Murcia un centro experto en altas capacidades. Más información en www.aventurinna.es
Sin olvidarnos de que son niños como todos y buscando ante todo su felicidad no nuestra satisfacción... Y se de lo que hablo
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