viernes, 14 de abril de 2017

Ellas haciendo ganchillo y ellos al Bernabéu


Sorprende y molesta bastante descubrir que en materia de igualdad de género no navegamos todos con el mismo rumbo. Mientras unos impulsan y desarrollan actividades y proyectos para sensibilizar y reeducar a la población desde la infancia en materia de igualdad, a otros todo esto les resbala e importa un comino. No están por la labor de implicarse para erradicar los roles sexistas que arrastramos desde hace siglos, y que entre otras cosas provocan maltrato y muerte dentro de la unidad familiar.

Gráfico ejemplo de cuanto comento ha salido a la luz hace unos días. Resulta que en el colegio Juan Carlos II de Alcorcón, en actividades extraescolares las niñas asisten a talleres de ganchillo y visitan comedores sociales, y a los niños les llevan a conocer el estadio Santiago Bernabéu. Sí, sí han leído bien. No se trata de ninguna broma.

Tras contrastar que el director del centro ya fue sancionado por comparar la ley madrileña contra la LGTBifobia con el fanatismo terrorista, y que a la vuelta de las vacaciones de Semana Santa la Consejería de Educación de Madrid enviará inspectores para comprobar si las actividades extraescolares se ajustan a la normativa, me surge la inevitable pregunta.

Y los padres, ¿qué opinan de todo esto? Están conformes, comulgan con dichas directrices, consienten, miran hacia otro lado, no les preocupa y altera lo que con dichos talleres se inculca y promueve a sus hijas e hijos. Se supone que cuando eligieron o les asignaron ese centro se informaron, preguntaron, analizaron, compararon.  Conocían de sobra su sistema o modo educativo. Entonces…

Entonces resulta que en nuestra sociedad hay mucha falsedad e hipocresía, pero a límites escandalosos y bastante perjudiciales. Y claro alguno me podrá decir que todo padre tiene derecho a educar y criar a sus hijos como le plazca. Pero resulta que esos niños, esos adolescentes, no viven en una burbuja y acabarán mezclándose con el resto. Y el resto que sí se está educando en igualdad y en valores que benefician a la mayoría, no tendrían por qué padecer ni pagar por los errores o carencias que con otros hayan cometido.

Dice el artículo 10 de nuestra Constitución que “la dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social”.

Pues por el respeto a “los derechos de los demás y a la paz social” cuando alguien erra educando no debería irse de rositas. A lo mejor a los talleres de igualdad de género tendrían que empezar a asistir por decreto muchos padres.

Y no lo digo por los padres del colegio Juan Carlos II de Alcorcón. Por favor que no se sientan especialmente criticados o atacados por mí, hablo en general. Porque me apena mucho saber que en mi ciudad, algunas madres se quejaron recientemente a la dirección de los colegios de sus hijos por los talleres de igualdad impartidos. Dichas madres, al parecer, consideran que inculcar en sus niños varones la corresponsabilidad en las tareas del hogar es abrir las puertas hacia una posible homosexualidad.

Visto lo visto propongo talleres de igualdad y de sexualidad para adultos. Probablemente más de una criatura nos podría dar una buena lección en la materia.