Hace unos días asistí por zoom a la conferencia “Ser mujer
en tiempos de pandemia” impartida por Mª Dolores Chirlaque, jefa del servicio
de Epidemiología de la Consejería de Salud de la Región de Murcia, organizada
por la Concejalía de Igualdad y Mujer y el CAVI de Yecla.
Durante la charla la ponente señaló que “una sociedad que
no sea justa no puede ser feliz. Debemos desaprender conductas que nos han
inculcado y dejar de perpetuar los roles que nos han impuesto. Mujeres y hombres
tenemos que seguir trabajando y avanzando en la lucha por la igualdad sumando,
añadiendo e integrando”.
Mª Dolores Chirlaque comentó que “las pandemias sí saben de
género. La crisis ha puesto de relieve tanto la importancia fundamental de las
contribuciones de las mujeres como las cargas desproporcionadas que soportan. Sí
existe la necesidad de incorporar la perspectiva de género al análisis de la
pandemia, a las intervenciones que se programen para paliar sus consecuencias,
como requisito imprescindible para que estas sean efectivas y equitativas”.
A continuación, muestro parte de lo que escucharnos durante
la conferencia.
“El informe mundial sobre las mujeres y la salud de la OMS señala
que las sociedades del mundo entero siguen fallando a la mujer en momentos
claves de su vida. En la infancia, la adolescencia y la vejez las mujeres
afrontan problemas similares de discriminación, violencia, pobreza, y riesgo de
mala salud”.
“El grueso de la atención sanitaria está a cargo de
mujeres, pero estas pocas veces reciben la atención que ellas mismas necesitan.
Las mujeres viven más que los hombres, pero esos años suplementarios no siempre
se acompañan de buena salud”.
“La pandemia ha aumentado la desigualdad y ha afectado a
las mujeres de forma diferente. Ellas han estado más cerca de las personas
enfermas, y por tanto más expuestas. La mujer es cuidadora nata, pero se descuida
a sí misma. Casi siempre tarda más que el hombre en consultar, en ir al
hospital. La salud, la carga de enfermedad, depende de la edad y el nivel
socioeconómico”.
“Pese a que las mujeres constituyen la mayoría del personal
de primera línea, como trabajadoras de la salud, cuidadoras, innovadoras y
organizadoras comunitarias, existe una representación desproporcionada e
inadecuada de mujeres en los espacios de política nacionales y mundiales
relacionados con la COVID-19”.
“Las mujeres se encuentran en la primera línea de la crisis
COVID-19. Los roles de género explican el mayor riesgo de contagio de las
mujeres. En España el 68% son médicas y el 84% enfermeras. Son también
mayoritarias en los colectivos auxiliares, limpiadoras etc.”
“El 61% de las mujeres contagiadas tuvo contacto estrecho
con casos positivos frente al 38,5% de los hombres. La primera línea en la
lucha contra el coronavirus para reducir la tasa de infección y controlar la
pandemia en los hogares es femenina”.
“El mundo ha logrado avances sin precedentes, pero ningún
país ha alcanzado la igualdad de género”.
“Las mujeres somos colocadas en casillas por nuestras
familias, amistades y por la sociedad”.
“Las mujeres lideran con el ejemplo, con fortaleza. Y en
todas partes, salen a defender, a luchar por el bienestar social, a pesar de
las posibilidades en contra”.
“Es hora de que se
produzca el salto al 50% de la representatividad, de la paridad en todas las
esferas. Es hora de compartir el poder, de tener ambición, convicción, de creer
en nosotras. La mujer puede y tiene que querer destacar, puede brillar por sí
sola. Tiene una potencialidad enorme pero a veces no se le da la oportunidad”.
“En 2020 menos del 25% de las personas del parlamento eran
mujeres. Representan menos del 7% de los líderes mundiales. Hay que fomentar la
participación activa en los órganos de decisión”.
“Existen restricciones legales que impiden a 2700 millones
de mujeres acceder a las mismas opciones laborales que los hombres. Hay que luchar
contra la brecha salarial de género. Por el mismo trabajo, mismo sueldo”.
“El cambio no se trata solamente de grandes titulares,
victorias legales y acuerdos internacionales. La manera en que pensamos y
actuamos todos los días puede generar un efecto dominó que beneficie a todas
las personas. Hay que sumar, incluir, enriquecer”.
“Hay que compartir las tareas. Las mujeres asumen tres
veces más trabajo doméstico y de cuidados no remunerados que los hombres. Es
tiempo y energía que se les quita a las mujeres para formarse mejor, para avanzar
en sus carreras, ganar más dinero y disfrutar de actividades de ocio”.
“No debemos consentir el sexismo. Hay que utilizar siempre
un lenguaje inclusivo y no sexista. Y desaprender las creencias de los
estereotipos de género. Y dejar de seguir los estándares de belleza”.
“Nos han enseñado a dudar de lo que hacemos y decimos. No
tenemos que tener miedo a equivocarnos o a qué pensarán de mí. Cuando mis hijas
eran pequeñas y me iba a congresos médicos las mismas compañeras me decían: y
te dejas a las niñas solas. Como que no terminaban de verlo bien. Y me hacían
dudar y sentirme culpable y cuestionarme si lo estaba haciendo bien”.
“Tenemos que dar más visibilidad a la mujer, más
reconocimiento, hay que citar a las mujeres porque existen grandes ejemplos en todos
los ámbitos, en la ciencia, la cultura, las artes, el deporte. Hay que romper
el techo de cristal”.
“Las mujeres son líderes, impulsoras de cambio,
enriquecedoras de la igualdad, potenciadoras de la diversidad, cuidadoras,
comprometidas, empoderadas, ambiciosas y luchadoras”.