domingo, 22 de septiembre de 2013

Solidaridad o espectáculo



Que las personas sean solidarias, unas con otras, en los momentos que más lo necesiten me parece elogiable y maravilloso. Que una televisión pública convierta las desgracias en espectáculo, no me parece acertado ni ético.
Por curiosidad e insistencia de algunos amigos, decidí ver hace unos días “Entre todos” un nuevo programa de TVE. Un espacio que según señalaban en su promoción refleja los valores positivos de la sociedadBusca potenciar y canalizar la generosidad. Un vehículo para que las personas conecten y se ayuden. Para que los espectadores sientan la necesidad de ayudar, y que quienes pidan ayuda no se sientan incómodos por ello”.
Pequeña trampa me tendió mi gente, pues de sobra sabían que su sugerencia muy probablemente se convertiría en artículo de opinión. ¿Qué que me pareció? Pues que en este país, lamentablemente, muchos son los que padecen una tendencia obsesiva hacia el morbo en todas sus variedades.
Me exaspera y repugna que un medio de comunicación público busque ganar audiencia mostrando penurias, desesperación, emociones y dolor ajeno. Que poco pudor y sensatez muestran montando este circo. Exponiendo a las personas delante de una cámara para ver si alguien, ante su grito de socorro, reacciona y les ofrece ayuda. Los problemas de la gente no se solucionan así, con una ayuda puntual fomentada por la lástima, por el impacto emocional que ocasionan imágenes de personas que atraviesan una situación dura, difícil y desesperada.
Abran los ojos los que estén encantados con este tipo de programas, porque esto no es solidaridad. Al menos como yo la entiendo. Es un negocio, una lucha por ganar audiencia. No es ni más ni menos que caridad, una limosna puntual. Más telebasura al fin y al cabo.
Contéstense a lo siguiente ¿Dónde quedará tanta solidaridad si la audiencia no se mantiene? El programa se eliminará de la parrilla y a otra cosa.
Escuchaba yo de niña decir a mi abuela: “Que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu mano derecha”. Gran consejo encierra esa frase. Que conviene recordar. “Cuando hagas una buena obra no la andes presumiendo o divulgando. Las cosas buenas que hagas hazlas por el gusto de hacerlo, no porque los demás te alaben. Reserva y discreción en todo momento.”
La televisión sufragada por todos, debe concebirse como un servicio público y como tal está capacitada para llevar a cabo una gran labor didáctica y divulgativa. Un buen programa de televisión podría servir para motivar y despertar ideas en mentes bloqueadas por la angustia, ofreciendo y enseñando herramientas, recursos y habilidades para afrontar mejor las distintas situaciones. Pero nunca sucumbiendo a la hipocresía y el morbo.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Matrimonio o pederastia.




Cuando observo a mi sobrina, tan feliz, jugando con sus Monster High se me rompe el corazón al pensar que millones de niñas de su edad, nueve años, se convertirán según apunta el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) en niñas-novias.
Cuántas de ellas acabarán en un hospital o incluso perderán la vida tras sufrir en su noche de bodas desgarros y hemorragias vaginales, producidas por maridos que en ocasiones les quintuplican la edad. Cuantas intentarán y optarán por suicidarse para escapar de una vida que no han elegido, que les ha venido impuesta por una sociedad pobre, atrasada, tribal, patriarcal y machista. Lo que me sorprende y enerva es que en algunos países como Yemen, se aprobó en 2009 una ley que establecía la edad mínima para el matrimonio en 17 años, pero fue revocada porque algunos diputados  ultraconservadores la consideraron antiislámica.
Vamos a ver ¿Quienes son realmente los salvajes responsables de tanto sufrimiento, de tantas niñas convertidas en juguetes rotos? Los padres (que casan a sus niñas), las madres (que quizás deberían escapar son sus hijas para salvarlas de esta atrocidad), los mariditos (que realmente son pederastas amparados por la religión que practican), los legisladores (que revocan leyes de sentido común), los islamistas (que tienen una visión del mundo bastante obtusa e inaceptable), los imanes (que consienten y celebran enlaces de esta índole) los ciudadanos yemenís (que callan), los intelectuales (que no arremeten contra los legisladores islamistas), los que leemos y sabemos de estas noticias (que miramos hacia otro lado o como mucho decidimos no ir a Yemen de turismo…)
Desde luego, lamentablemente, el malo de la historia no es únicamente el marido pederasta sino todo un gobierno, toda una sociedad. Por ello acabar con esta terrible costumbre me temo que va a ser muy complicado y prolongado en el tiempo.
Según un estudio elaborado recientemente por la ONU entre un 75 y el 95 por ciento de hombres de lugares como Bangladesh, Camboya, China, Indonesia, Sri Lanka, entre otros, han reconocido haber cometido una violación quedando impune. Es por lo que todavía más me descorazona y derrota el tema.
Que cuatro de los acusados de violar a una estudiante en Nueva Delhi, en diciembre de 2012, hecho que originó una oleada de protestas en India y un debate sobre la situación de las mujeres en el país asiático, hayan sido estos días condenados a morir en la horca poco o nada soluciona todo esto.
Ya comenté en Enero en mi blog, cuando escribí sobre la violación múltiple de aquella estudiante, que no era la primera vez ni será la última, que no pueda contenerme y necesite escribir y abordar este tema.
Dicen los expertos en la materia que la educación y la prevención es crucial para erradicar la cultura que degrada a la mujer. Cultura que convierte a los hombres en animales, que creen tener derecho a mantener relaciones sexuales con una mujer, independientemente de si esta da o no su consentimiento.
No me queda más que pedir a las autoridades de Pakistán que detengan a los responsables de la violación de Sumbal Iqbal, una niña de cinco años que jugaba el pasado viernes 13 de septiembre en las calles del barrio lahorí de Sauwadi. Sus agresores tuvieron el detalle de abandonarla a las puertas del hospital Ganga Ram de la metrópolis paquistaní. Podrán vivir sin remordimientos. Si no caen en manos de la justicia volverán a repetir experiencia.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Dinero y política desbancan al espíritu deportivo.



Por mucho análisis y vueltas que le demos, las razones por las que Madrid no ha conseguido  los Juegos Olímpicos de 2020 nunca se sabrán. Todo es tan relativo.
En teoría, se vota con rigor por el proyecto más sólido y realista. Y el espíritu de la candidatura es eminentemente deportivo, dicen. Pero no creo equivocarme demasiado, al pensar que el mayor peso en una decisión de este calibre lo tiene la política, que en nuestro caso ha restado credibilidad a este país, y las finanzas, escasas para acometer un acontecimiento de esta magnitud.
Hablando claro que el COI confía en quien más dinero tiene.
Creo que deberían aparcar a corto o medio plazo el sueño olímpico. Con olimpiadas o sin olimpiadas, uno de los pilares fundamentales de un país es desarrollar una buena política de promoción de deporte, tanto en el deporte de base como en el apoyo a los deportistas de élite. Podemos presumir de un elenco de deportistas extenso y exitoso. Que nuestros deportistas lleguen con la calidad y en las mejores condiciones  a Río2016 es lo que realmente debería de importar ahora. Porque tras el anuncio en el mes de marzo de la reducción del 34% de presupuestos para las federaciones, muchos deportistas han tenido que renunciar ya al profesionalismo, para poder compatibilizar su dedicación al deporte con otros trabajos con los que ganarse económicamente la vida. Y otros están optando por salir fuera de España.
La práctica deportiva es fundamental para el desarrollo en salud, integración, cooperación, solidaridad, igualdad, socialización, y para generar una imagen pública de un país.
Nos hemos quedado sin olimpiadas pero el deporte español tiene actualmente un altísimo nivel. El reciente mundial de natación en Barcelona así lo demuestra. Por poner un ejemplo entre otros muchos. Lo que realmente importa ahora es apostar por nuestros deportistas, promocionarles y ayudarles para que con su talento y esfuerzo, consigan muchos triunfos y medallas. Y sigamos sintiéndonos muy orgullosos de ellos.
No vamos a ser sede olímpica en mucho tiempo. Pero no dejemos escapar otras opciones y oportunidades. Posiblemente mejores. Porque mis dudas tengo sobre la rentabilidad de una olimpiada. Sobre sí las obras y concesiones se otorgan en primer lugar a los amigos. Sobre el uso y mantenimiento posterior de las instalaciones, que probablemente nunca vuelvan a utilizarse con aforo completo, y eso sí se usan...
De lo que sí estoy segura y alabo, es el excelente trabajo no remunerado de los voluntarios. Sin ellos el gasto tan elevado y la deuda a posteriori, sin duda, se incrementaría todavía más.
Hay que poner los talentos a funcionar pero ya.