Publicado
en “Siete Días Yecla”
“No
bajen la guardia”
Durante
la última semana de septiembre la
Brigada de Investigación Tecnológica de la Policía Nacional (BIT) detuvo a
121 personas por tenencia y distribución de material pedófilo en Internet. De
los 121 detenidos, de diversas escalas sociales con distintos niveles de
estudios y edades dispares, solo dos han ingresado en prisión. Ante noticias
así yo siempre pienso lo mismo. En el fondo creo que somos demasiado confiados.
Pensamos que todo lo tenemos controlado y no es así.
Hablar
de este tema nunca resulta cómodo ni sencillo pero hay que hacerlo.
Jamás
desde el morbo sí desde la prevención, formación y educación.
Se
han preguntado ustedes alguna vez ¿cómo son los pederastas y los pedófilos?
¿Cómo y donde actúan? Antes de continuar creo que conviene aclarar estos dos
términos que a menudo se mezclan y confunden. El individuo que siente atracción
sexual por un niño es un pedófilo. El que abusa sexualmente de un menor es un
pederasta. La pedofília está considerada por la psiquiatría una enfermedad
mental, un trastorno sexual.
Al
parecer una cosa es sentir atracción erótica por los niños y otra, abusar
sexualmente de ellos. Pero para mí esto no es excusa para dejar campar a sus
anchas a los pedófilos.
No
es que me repugne y exalte que un hombre sea capaz de abusar de un menor, es
que tampoco puedo soportar la idea de que un hombre pueda disfrutar con fotos y
videos.
No
existe un perfil exacto del pederasta o del pedófilo. Desgraciadamente no se
les distingue a simple vista, pero sí reproducen algunas características que
resultan significativas y que todos deberíamos conocer para mejorar la
seguridad de nuestros menores. Conviene saber, por ejemplo, que lo primero que
hacen estos sujetos es intentar ganarse la confianza del niño, su complicidad.
Les invitan, les colman de atenciones y regalos. A los más mayores, a los
adolescentes, en ocasiones les ofrecen algún trabajo o les aseguran dinero
fácil. Con frecuencia buscan trabajos y actividades que les permitan estar
cerca de los niños y hacen lo posible por estar solos con los menores. Utilizan
la amenaza más sutil y cruel, hacer creer al niño o al adolescente que él
también es culpable y que nadie le va a creer si el asunto se sabe.
Con
estos comentarios no pretendo inculcar miedo o psicosis, sólo ponerles en
guardia e informarles de que existe un plan de prevención de acuerdo a cada
edad. Un plan en el que se aconsejan cosas como: enseñar a los niños, desde muy
pequeños, la diferencia entre un cariño bueno y un cariño malo, a cuidar de las
zonas privadas del cuerpo y a no aceptar regalos ni secretos de adultos sin
informar a los padres. También se recomienda no forzar a los niños a que
saluden, abracen y besen a todo el mundo, como signo de buena educación. Y a
hablar, en casa, de sexo con los hijos.
Todos
deberíamos tener muy presente, que como sucede en los cuentos infantiles, el lobo (pedófilo o pederasta)
siempre se esconde bajo la piel del cordero. También que los abusos a menores,
en un porcentaje elevadísimo siempre se cometen en el entorno más cercano a la
víctima. Familiares, parientes, amigos y conocidos. Ante la menor sospecha no
acepten nunca excusas el tipo: solo han sido caricias casuales hechas “sin
malicia” o “es que la niña va provocando y uno no es de piedra”.
Aprovecho
está oportunidad para felicitar públicamente a la Brigada de Investigación
Tecnológica de la Policía Nacional
(BIT) que ha recibido el premio “Los Niños Primero” entregado por UNICEF en
reconocimiento a su defensa de la protección al menor en la investigación de
los delitos de pornografía en Internet. Este es uno de los premios más
prestigiosos que UNICEF otorga anualmente a las personas e instituciones que
contribuyen a la defensa de los derechos de la infancia.
La
pedofília y la pederastia siempre han existido. Cierto es que son una minoría.
Pero una minoría, en muchos casos, con elevada formación académica, muchos
medios y mucho poder. Pediría a las instituciones sanitarias que no victimicen
al pedófilo o pederasta argumentando que son sujetos con una gran dificultad
para relacionarse sexualmente con adultos, con falta de control sobre sus
impulsos, con baja autoestima o inmadurez emocional. Gente que ha sufrido
traumas infantiles o abusos en su infancia. Los que verdaderamente sufren son
las víctimas, los niños. Los menores que al haber sido introducidos en
actividades impropias de su edad, cargarán con serias secuelas y alteraciones
en el desarrollo normal y saludable de su sexualidad y personalidad. También
exijo a las instituciones judiciales o a quienes corresponda, el aumento de las penas y condenas, la
anulación de los permisos, mayor investigación, control y persecución contra
estos sujetos. Y por supuesto muchos más medios técnicos y humanos para la BIT.
Con
los medios de los que hoy disponemos no tendría que haber ido en descenso la pedofília y la pederastia en
vez de en aumento. ¿Qué nos está pasando?
~ Delfina Marco ~