lunes, 15 de septiembre de 2025

Desaparecida en Siboney

 

 

La novela, basada en hechos reales, transcurre en la época en que Cuba fue una próspera colonia española. Rosario Raro aborda la revolución industrial de la Barcelona del siglo XIX, el comercio de ultramar, la trata de esclavos y la abolición de la esclavitud. Descubrir que algunos archivos públicos se habían robado o destruido, documentos que demostraban la vinculación de potentes empresas textiles con la esclavitud humana, animó a la autora a escribir esta novela que también trata temas como: la explotación, la ambición y el poder, la falta de escrúpulos, maldad, amor y esperanza.

Aunque a veces parece que le falta un poco de ritmo y el final de la novela resulta un poco precipitado la historia, mezcla de ficción y realidad, y con un gran trabajo de documentación, mantiene el suspense hasta el final. Narrada en tercera persona nos va presentando a los distintos personajes centrando cada capítulo en uno de ellos..

Mauricio Sargal, muy bien posicionado social y económicamente, regresa a Cuba para buscar a su hermana Dulce, que ha desaparecido en la plantación de caña de azúcar de su cuñado Bartolomé Gormaz. Un hombre siniestro, poderoso y con influencias, dueño de una gran fortuna proveniente de negocios no siempre lícitos.

 

 

 


jueves, 11 de septiembre de 2025

Pobreza mental

 

Hace unos días se incendiaron las redes sociales por el comentario de una influencer hacia los aficionados a la lectura. En TikTok, un seguidor le comentó que la librería que mostraba en el vídeo “era preciosa, pero si estuviera llena de libros que se han leído lo sería aún más”. La influencer contestó: “Creo que hay que empezar a superar que hay gente a la que no le gusta leer. Y encima no sois mejores porque os guste leer”.  

Por supuesto que leer no te hace mejor o peor persona, pero resulta evidente que aporta muchísimo. Todo son ventajas, porque cuando lees activas y fortaleces diferentes áreas del cerebro, como las asociadas al lenguaje. Incrementas el vocabulario, mejoras la ortografía y aprendes a redactar mejor. Ejercitas la memoria, la comprensión, la concentración y la resolución de problemas.

Leer también fomenta la imaginación; te abre puertas a otros mundos, ideas y emociones. Toda lectura deja una huella, aporta conocimiento, nos hace más hábiles. También contribuye a hacernos más empáticos: más dispuestos a escuchar y entender a los otros. Y puede incluso retrasar el deterioro cognitivo en la vejez. Desde la antigüedad la lectura se consideró una medicina para el alma.

Escuchar y leer nos permite ampliar nuestras ideas. Escribir y hablar nos capacita para mostrarlas y reconstruirlas. Los libros enseñan a pensar, fomentan el pensamiento crítico; son una herramienta para la libertad.  Un pueblo culto, leído y analítico no se deja manipular. La ignorancia e incultura generalizada nos hace presa fácil de la manipulación ideológica.

Siempre ha habido y habrá personas a las que no les gusta leer, que consideren esta actividad ociosa e inútil, y están en todo su derecho a pensar así. También las hay que no se interesan por la música, el teatro, la pintura o la danza. Ni les gusta viajar, hacer ejercicio, ni comer verduras o dulces. Bueno, del último caso a pocos conozco, pero haberlos haylos.

Cada uno elige cómo vivir su vida y en qué invertir su tiempo. Pero los que alardean de no leer y parecen menospreciar la cultura, como si eso fuera un mérito, igual tienen más probabilidades de acabar sufriendo pobreza mental. Un estado de escasez en la mente que se manifiesta como falta de visión, crecimiento, creatividad y disposición para aprender y mejorar. La pobreza mental se caracteriza por una mentalidad de pensamiento corto, pereza, envidia, crítica, queja constante y culpabilización a otros.

Y digo yo, tampoco estaría de más dejar de aupar, de colocar en pedestales y seguir como rebaños a la gente que no lo merece. Estamos creando un mundo donde todo resulta insustancial, inminente, simple e hipócrita. Quienes apuestan por la ignorancia deberían saber que la incultura resta, mengua opciones, en resumen; genera una sociedad dominada.

A los adultos que decidan no ejercer el saludable hábito de la lectura, desde mi más absoluto respeto, les pediría que hagan todo lo posible porque sus hijos, hermanos pequeños, sobrinos o nietos sí lean. Porque los niños aprenden a conocer el mundo a través de las historias que les cuentan y leen. Saldrán ganando, y mucho.

Y lo de no encontrar tiempo para leer es tan relativo, que no cuela como excusa. Prueba a dejar un ratito de lado el móvil, y verás como sí tienes más tiempo del que presupones. Pasamos grandes cantidades de tiempo consumiendo contenido electrónico diseñado para atrapar nuestra atención, hecho a la medida para generar dopamina.

En mi caso, para mí leer resulta placentero, me nutre, me rescata. Pienso seguir disfrutando de los libros tanto como me resulte posible.

Documentándome para escribir este artículo encontré lo que dijo Jesús Quintero en uno de sus programas ‘El loco de la colina’ hace algo más de una década, sobre la trivialización de la cultura y el pensamiento…

“Siempre ha habido analfabetos, pero la incultura y la ignorancia siempre se habían vivido como una vergüenza, nunca como ahora la gente había presumido de no haberse leído un puto libro en su jodida vida. De no importarle nada que pueda oler levemente a cultura o que exija una inteligencia mínimamente superior a la del primate.

Los analfabetos de hoy son los peores porque en la mayoría de los casos han tenido acceso a la educación saben leer y escribir, pero no ejercen. Cada día son más y cada día el mercado los cuida más y piensa más en ellos. La televisión cada vez se hace más a su medida, las parrillas de los distintos canales compiten en ofrecer programas pensados para una gente que no lee, que no entiende, que pasa de la cultura, que quiere que la distraigan, aunque sea con los crímenes más brutales o los sucios trapos de portera.

El mundo entero se está creando a la medida de esta nueva mayoría amigos todo es superficial, frívolo, elemental, primario, para que ellos puedan entenderlo y digerirlo. Esos son socialmente la nueva clase dominante, aunque siempre será la clase dominada precisamente por su analfabetismo y su incultura, la que impone su falta de gusto y sus morbosas reglas, y así nos va a los que no nos conformamos con tan poco, a los que aspiramos a un poco más de profundidad”.

 

 

 

 

 

 


miércoles, 3 de septiembre de 2025

Un esposa perfecta

 

La novela de Katherine Scholes resulta entretenida, una lectura cómoda y agradable pero bastante predecible, esperaba mucho más. Me ha recordado bastante a una joya cinematográfica, Memorias de África.

 

La protagonista, Kitty Hamilton, llega a Tanzania en 1948 para reencontrarse con su marido, hijo de una influyente familia británica y nada resulta como ella había imaginado. Iremos conociendo su pasado, lleno de dificultades y renuncias, y su presente. Se esforzará por encajar en una sociedad encorsetada y cerrada que recrea en África el modo de vida de la vieja Inglaterra.

 

La autora aborda el tema del colonialismo, un sistema de dominación económica, política y social ejercido por una potencia sobre un territorio para explotar sus recursos y población. También trata temas como la amistad, las relaciones familiares, la envidia, la infidelidad, las apariencias e hipocresía y la rebelión.

 

Kitty tratará de ser la buena esposa de un aristócrata inglés, a la vez que comienza a interesarse por una cultura y forma de vida diferente, y a colaborar en una misión católica. La protagonista tendrá que decidir si quiere vivir de acuerdo a los cánones marcados o libre de corsés y normas que la anulan y la hacen muy infeliz.