El miércoles, 22 de febrero, la Asociación de Yecla de Afectados de Cáncer, AYAC, organizó la charla “Nutrición en el proceso oncológico” impartida por la dietista-nutricionista Elena Cáceres Díaz.
La
ponente durante la charla comentó que “es necesario educar mucho más en
nutrición para poder decidir cómo alimentarnos de forma más saludable. Contando
siempre con el asesoramiento y la supervisión de profesionales bien formados en
la materia”.
Elena
Cáceres recomendó “consumir alimentos mínimamente procesados, frescos, de alto
nivel nutricional. Adaptando las preparaciones a la sintomatología. Asegurando
un suficiente aporte de proteínas y una buena hidratación. Evitando los
alimentos relacionados con la posible aparición de cáncer: azúcares, alcohol y
requemados”.
La nutricionista nos comentó que cada vez existen más evidencias científicas sobre como un periodo de ayuno intermitente, de catorce horas, o la reducción de ingesta de alimentos sólidos antes de los tratamientos oncológicos podrían reforzar la efectividad de la quimioterapia, inmunoterapia y terapia hormonal. Disminuyendo a su vez los efectos adversos de dichas terapias. Elena Cáceres insistió mucho en que “cualquier pauta en un paciente oncológico debe ser personalizada, porque durante el proceso se pueden precisar estrategias diferentes. En algunos pacientes el ayuno sería inviable, porque si existe dificultad para ingerir alimentos podrían acabar en desnutrición”.
“Antes
del tratamiento sería interesante poder poner a punto el organismo. Si me
alimento bien mi sistema inmune probablemente será más competente, y generaré
menos inflamación y toxicidad”.
“Las
pautas de nutrición tienen que ser individualizadas. Hay que realizar un
estudio previo del estado del paciente, de sus gustos y preferencias, con
adaptaciones a la sintomatología. Cambios en la temperatura de la comida,
número de ingestas, modificación de texturas, sólido/líquido, aporte o no de
fibra, enriquecimiento, reducción de olores, forma de cocinado, evitando
utensilios metálicos etc.”
“Es necesario conocer el efecto de la medicación sobre ciertos nutrientes para evitar bloquear o disminuir la acción de ciertos fármacos. El pomelo, por ejemplo, es de los pocos alimentos no recomendados durante la quimio. Consumir soja se desaconseja en mujeres que estén pasando por un cáncer hormonodependiente”.
“A la hora de consumir suplementos hay que valorar deficiencias mediante analítica, y analizar bien la cantidad y calidad de los mismos, y las interacciones entre ellos. También hay que informarse bien sobre qué nos pueden aportar realmente los denominados superalimentos”.
“Las células cancerígenas son como un embrión, están ávidas por recibir energía, glucosa. No saben parar su ciclo, están continuamente funcionando, dividiéndose, proliferando. Se adaptan peor a situaciones de inanición que las células sanas. Cuando ayunamos las células del cuerpo inician un proceso celular de eliminación de residuos llamado autofagia”.
“Al igual que el ayuno intermitente, las dietas cetogénicas (KD) también se están utilizando como tratamiento complementario en ciertos tipos de cáncer. Es una dieta muy baja en carbohidratos y alta en grasas saludables que puede lograr concentraciones de glucosa en sangre mucho más bajas”.
“Respecto a la suplementación si se existe evidencia científica, ayudan al sistema inmunitario y reducen la inflamación, la vitamina D, el omega 3-DHA, magnesio, zinc y selenio. La vitamina C en altas dosis, intravenosa, los hongos medicinales y los probióticos en proporción adecuada”.
“Los probióticos regulan y mejoran nuestra flora intestinal. Los microorganismos que habitan en nuestro tracto intestinal, nuestra microbiota, controlan nuestro sistema inmunológico, la activación de determinadas células defensoras. Es recomendable consumir kéfir, té de kombucha, chucrut (repollo fermentado) y yogurt, entre otros”.
“Conviene eliminar o reducir de la dieta harinas y cereales, y los aceites vegetales de semillas porque son inflamatorios. Los ácidos grasos omega 3 mejoran el apetito, mantienen la masa muscular y reducen la inflamación. Los encontramos en el pescado azul. Mejor consumir los de pequeño tamaño como las sardinas, caballa, boquerones, jurel y trucha”.
“Alimentos ricos en proteína son las legumbres, pescados, huevos y carne”.
“Las
grasas saludables las encontramos en alimentos como el aceite de oliva, las
aceitunas, frutos secos, semillas, coco, aguacate y frutos rojos”.
“Los hábitos saludables de alimentación y el ejercicio regular, de fuerza, ayudarán a los pacientes a combatir infecciones, y tener suficiente energía durante el tratamiento de cáncer y después de este”.