Publicado
“El País Semanal”
“Tentaciones
del macho”
Si es cierto que las
protagonistas del reportaje “Mi vida con el velo” publicado el 16 de mayo,
pueden elegir sin presión o coacción de ningún tipo usar el hiyab ¿Quién soy yo
o cualquiera para prohibírselo? ¿Por qué, a priori, sin conocer sus
convicciones y situación consideramos oprimidas, fanáticas o fundamentalistas a
las mujeres musulmanas? A quien no le guste el hiyab o pañuelo islámico tampoco
tendrían que agradarle los pearcing, tatuajes, escotes excesivos, minifaldas,
transparencias, ceñidas camisetas etc.
No me molesta u ofende si una musulmana usa el hiyab. Jamás
diría lo mismo del burka. Tampoco creo que una mujer que no use el velo sea por
ello menos religiosa o reniegue de su cultura. Sí me indigna y enrabieta el
fondo de la cuestión. Leer cosas como que el Islam impone a la mujer el hiyab,
como forma de autoprotegerse de las tentaciones naturales y atracción mutua que
ocurre entre los sexos, o evitar las miradas molestas de los hombres me suena a
machismo. Al tiempo de nuestras abuelas en que la provocadora, sinvergüenza y
culpable siempre era la mujer. El machismo existe en los países árabes. También
en España. El Corán habla de “recato” y de “castidad”. La Biblia también. Pero ¿Sólo
para ellas? Si tanto excita, perturba y provoca a los varones musulmanes
contemplar un cabello, escote, brazo o pierna femenina en la vía pública que
obligan a sus mujeres, hijas y hermanas a ocultarlos, quizás tienen un serio
problema.
Que una menor sea expulsada de su instituto por usar el
hiyab me resulta desconcertante. Si eliminas la posibilidad de que conozca
otras culturas, costumbres y creencias, que se forme en el respeto, la
tolerancia y la convivencia nunca podrá elegir libremente. Nuestra constitución
señala que España es un país aconfesional, lo que permite la presencia de todas
las confesiones religiosas y sus manifestaciones en el espacio público, lo cual
también incluye los centros de enseñanza.
~ Delfina Marco ~