Publicado en “Siete Días Yecla”
“Ocultando
Maldades”
Cada
vez que aparece en los medios de comunicación un nuevo caso de pederastia, no
puedo evitar fijarme en los niños con los que me cruzo cada día. Por mucho que
lo intente no puedo entender como esas caritas, miradas, risas y gestos, esos
andares, tropiezos y carreras pueden despertar deseo sexual en un hombre.
Quizás no pueda porque para mí los pederastas y pedófilos no son hombres sino monstruos.
Descubrir
que el profesor, el médico, el monitor de la piscina, del gimnasio o del
campamento, el propietario de la tienda
de golosinas, cualquiera en realidad, también el sacerdote puede ser un
pederasta resulta desconcertante.
Cada
cierto tiempo, ahora durante las últimas semanas, han salido a la luz casos de
sacerdotes que abusaron sexualmente de menores. La Iglesia Católica
siempre ha preferido silenciar y ocultar a estos pederastas en vez de denunciar
y entregarlos a la justicia civil. ¿Qué hacen con ellos? ¿Se les somete a algún
tratamiento o terapia? ¿Se les traslada de diócesis en diócesis? ¿Se les aparta
de su actividad pastoral? ¿Se indemniza a las víctimas?
Me
parece que esconder las maldades, practicar una doble moral, no lleva a ningún
sitio. En mi opinión en ningún ámbito o escala social se puede justificar o
disculpar el abuso sexual a un menor pero en el caso del sacerdote, la persona
que predica la Palabra
de Dios, administra los Sacramentos, perdona los Pecados y guía al pueblo cristiano,
todavía resulta más inquietante y decepcionante. Bien cierto es que los curas
son hombres, de carne y hueso. Tienen debilidades y, como cualquier hijo de
vecino, cometen errores. Son humanos y se les ha de conceder la posibilidad de rectificar y enmendar su conducta.
Por
ello yo podría llegar a entender y disculpar que un sacerdote, por ejemplo,
tuviera un desliz pero que abuse sexualmente de un menor... Demasiado para mí.
Algunos
pensaran: ¡Ya están atacando otra vez a la Iglesia ! ¡Quizás exageren y no sean tantos los
casos! Pero con que solo exista uno, y desgraciadamente no es así, señores/as
míos/as lo del ataque se desmonta. La más alta jerarquía de la Iglesia Católica
ha estado encubriendo estos casos durante décadas. Cuidado también con meter
ahora a todos en el mismo saco. Que no paguen justos por pecadores. Pocas son
las manzanas podridas, pero han hecho mucho daño. Un daño a menudo irreparable.
En
Marzo de 2010 la
Comisión Europea ha pedido un endurecimiento de las penas
contra los abusos sexuales a menores y la pornografía infantil. En Europa entre
un 10 y un 20 por ciento de menores sufren abuso sexual. Solo se denuncia uno
de cada cuatro casos y un 20 por cierto de los agresores, reincide. ¿Piensa
también la Iglesia
Católica endurecer sus medidas? ¿Actuar con mano dura ante la
menor sospecha o indicio?
Hace
unos días el Vaticano ha divulgado por primera vez en Internet un documento con
las medidas para luchar contra la pedofilia, que obligan a denunciar ante la
justicia a los curas que cometan abusos contra menores (www.vatican.va) Por el bien de la propia
institución esperemos que no sea simplemente una nueva estrategia para hacer
frente a la ola de críticas, escándalos y denuncias. El asunto es lo bastante
grave como para que no caiga rápidamente en el olvido.
~ Delfina Marco ~