Anoche asistí a la
charla titulada “Alimentación y cáncer” impartida por Juana Mª Morillas Ruiz,
doctora en farmacia y profesora de nutrición en la Universidad Católica de
Murcia, UCAM.
La ponente nos dejó
claro que saber alimentarse de forma equilibrada y saludable es importante, tanto
para disminuir la posibilidad de desarrollar un cáncer como para afrontarlo una
vez diagnosticado. Morillas Ruiz nos explicó que “algunos alimentos, como las
grasas de origen animal y el alcohol, contienen sustancias que proporcionan
energía, nutrientes y transporte a las células tumorales. También la obesidad
aumenta de forma disparatada, en un 45%, el riesgo de desarrollar un cáncer. Es
decir, a mayor sobrepeso mayor probabilidad”.
La conferencia
dividida en dos partes, alimentación y prevención, y alimentación en paciente oncológico, resultó
amena y con mucho contenido. Antes de resumirles lo más destacado quisiera
destacar algo que a mí me impresionó bastante. Agradezco a la doctora su ética
y sinceridad.
Juana Mª Morillas
nos explicó que un 40-80% de pacientes diagnosticados de cáncer desarrolla
algún grado de desnutrición, anorexia, a lo largo de la enfermedad. La
intervención nutricional debería ser precoz y formar parte del tratamiento
integral del paciente oncológico. Suministrar
al paciente un soporte nutricional, que por cierto son caros, serviría para
prevenir o corregir las deficiencias nutricionales, mejorando la tolerancia y
respuesta del tumor al tratamiento. Prolongaría la supervivencia. Reduciría
complicaciones y tiempo de hospitalización y
mejoraría la calidad de vida del paciente. No aportar ese soporte
nutricional puede suponer que de 100 personas 30 mueran más por la desnutrición
que por el propio cáncer.
“En España según
datos del Estudio Nupac únicamente el 15% de los pacientes oncológicos recibió
algún tipo de soporte nutricional. Y sólo un 7% fue evaluado por un experto en
nutrición, porque la formación en nutrición clínica de los profesionales no
directamente relacionados con este campo resulta insuficiente. Deberían existir
más unidades de nutrición en el sistema de salud y más equipos
multidisciplinares coordinados”.
Les invitó a leer
algunas de las cosas que nos expuso la ponente.
“Se estima que
hasta un 40% de los tumores en varones y un 60% en mujeres están relacionados
con la alimentación”.
“Se considera que
los factores dietéticos son responsables del 30% de los fallecimientos por
cáncer”.
“Una alimentación
saludable, el mantenimiento del peso corporal dentro de los límites
recomendables y la realización del ejercicio físico pueden contribuir a
disminuir hasta un 40% la incidencia de cáncer”.
“El riesgo de
cáncer aumenta con las grasas. Es necesario reducir el aporte calórico de grasa
a menos del 30% del total de calorías. Las grasas actúan en la fase de
promoción, es decir, facilitan y activan el crecimiento de células cancerosas. No
es tanto la cantidad de grasa como el tipo de grasa. El tocino, la parte grasa
que contiene la carne, la grasa de los lácteos. En definitiva la grasa saturada
de origen animal”.
“El alcohol está
catalogado como cancerígeno por la Internacional Agency for Research on Cancer,
IARC. Está relacionado con el cáncer de hígado, esófago, cavidad oral, laringe,
mama y colo-rectal. El alcohol causa daño celular directo, modulación de la
metilación del ADN, aumento de acetaldehido (proliferación), hiperestrogenismo
e interacción con folatos. No hay diferencias entre tipos de bebidas, no es
peor la ginebra que el coñac o la sidra, porque el responsable es el etanol”.
“No quiero generar
controversia con el consumo de carne vacuna. Pero consumir más de 120 gr de
carne roja al día puede aumentar el riesgo de cáncer de colon. Y el cáncer de mama en
las premenopáusicas".
“Si cocinamos las carnes a altas temperaturas se generan hidrocarburos aromáticos que son cancerígenos. Por eso nunca se debe comer la zona más quemada, tostada o torrada del filete o chuleta de carne. También es perjudicial la carne ahumada, en conserva o los embutidos porque contienen nitritos”.
“Aunque los
resultados de estudios de cohortes realizados desde mediados de la década de
1990, no muestran una evidencia convincente sobre que las verduras y frutas
protegen contra el cáncer, se siguen recomendando porque no hay evidencia de
daño o riesgo. Y porque el beneficio a nivel cardiovascular (HTA-ACV e
infartos) sí está demostrado”.
“El riesgo de
cáncer baja con la fibra. La fibra ejerce un efecto protector contra el cáncer
de colon. Las fibras son fermentadas por las bacterias colónicas y ejercen su
efecto protector mediante la aceleración del tránsito intestinal, por la
adhesión de carcinógenos químicos, la producción de ácidos grasos de cadena
corta (anticarcinógenos) y la inducción de apoptosis”.
“Otro protector de
la dieta son los folatos, el ácido fólico. Repara el ADN. Cuanto más verdes,
rojas y oscuras son las verduras más cantidad contienen. Por ello no hay que
eliminar las hojas más verdes de las lechugas. Ni cocinar las verduras a altas
temperaturas porque con el calor el ácido fólico se destruye. Debemos comerlas
crudas, en batidos”.
“También son muy
recomendables los carotenos. Los contienen las zanahorias y los tomates. Cuanto
más rojos sean mejor. Si al tomate se le añade aceite de oliva o se fríe,
todavía es más activo el licopeno".
“El consumo de
vitamina D, aceite de bacalao y pescados grasos como el salmón, protege frente
al cáncer de colon”.
“La desnutrición
calórica-proteica severa es el diagnóstico secundario más frecuente en el
paciente oncológico. La prevalencia es del 15-20% al diagnóstico y hasta de un
80-90% en casos de enfermedad avanzada”.
“Consecuencias de
la desnutrición: se reduce la efectividad del tratamiento oncológico, aumenta
el riesgo de toxicidad, disminuye la capacidad funcional, se incrementa el
riesgo de complicaciones postoperatorias, aumenta la estancia hospitalaria y se
produce un empeoramiento de la calidad de vida del paciente”.
“Consecuencia de la
desnutrición es el aumento de la morbi-mortalidad. La caquexia pulmonar es
responsable de la muerte de un tercio de los pacientes con cáncer. Una pérdida
de peso de más del 10% del peso habitual es un marcador independiente de
morbi-mortalidad”.
“De entre los
distintos marcadores pronósticos, como tipo de tumor, estadio o estado general
de paciente, la pérdida de peso es el potencialmente más sensible a la
intervención terapéutica”.
“La malnutrición
enérgico-proteica produce un deterioro del sistema inmune, fundamentalmente de
la inmunidad celular, con las consiguientes complicaciones infecciosas. Se
produce una alteración en la cicatrización de tejidos, con riesgo de aparición
de dehiscencias de suturas, eventraciones y fístulas en el posoperatorio”.
“La malnutrición es un factor pronóstico negativo
independiente y predictivo de un aumento de toxicidad de la quimioterapia.
Provoca la peor tolerancia de los fármacos, condiciona retraso y disminución de
la dosis administrada. La malnutrición se asocia a una menor respuesta a la
quimioterapia. En los pacientes que presentan desnutrición severa al inicio del
tratamiento radioterápico se puede predecir peor tolerancia y bajo nivel de
respuesta al mismo”.
“La alimentación,
el estado nutricional, la pérdida de peso, y el impacto que todo ello tiene en
la imagen corporal y en las relaciones familiares y sociales son percibidos por
el paciente como factores relevantes en su apreciación de la gravedad y de la
evolución favorable/desfavorable de la enfermedad”.
“Los pacientes
oncológicos se desnutren por alteraciones mecánicas o funcionales del aparato
digestivo y por alteraciones metabólicas secundarias al tumor. El tratamiento quirúrgico, radioterápico y
quimioterápico entraña un riesgo nutricional”.
“Para combatir la
desnutrición, la anorexia, hay que consumir porciones de alimentos cada 2 o 3
horas. Hay que comer alimentos altamente calóricos y de alta densidad proteica.
Hay que evitar lo alimentos de bajo valor calórico (gelatinas, soda, agua) No
hay que consumir líquidos junto con las comidas para evitar el problema de
saciedad temprana. Conviene realizar ejercicio para estimular el apetito”.
“Para combatir la
desnutrición la dieta se puede enriquecer, por ejemplo, añadiendo a las sopas o
cremas leche líquida y leche en polvo, quesitos, más aceite. A los yogures se
les pueden añadir frutos secos triturados. A la fruta leche condensada, miel,
caramelo líquido. Hay que ingeniarse snacks con presentaciones apetitosas y variadas”.
“La quimio y la
radio producen mucositis, inflamación de las membranas reproductoras del revestimiento del tracto gastrointestinal, xerostomía, sequedad bucal por la falta o disminución de la saliva, y disgeusia, alteración en la percepción relacionada con el sentido del gusto. Pueden aparecer también nauseas, vómitos, diarreas, estreñimiento, un sabor metálico, yagas, caries, dificultad para
tragar, cansancio, debilidad, agotamiento. Todo esto se puede combatir”.
“Para evitar
nauseas y vómitos se deben realizar comidas frecuentes y en pequeñas
cantidades, cada 3 horas como los bebes. No beber líquidos con las comidas. No
cocinarse uno mismo la comida. Evitar alimentos con fuerte olor. Consumir
alimentos frescos y templados. Evitar alimentos muy condimentados y de alto contenido graso. Dar variedad a la
dieta”.
Esta charla fue una de las cuatro, la última impartida, de la I Jornada sobre alimentación y salud, organizada por la Concejalía de Sanidad del Ayuntamiento de Yecla en colaboración con las asociaciones Ayac, Afay y Afiye.