La novela de Alaitz Leceaga está llena de intriga, misterios y leyendas. Se desarrolla en ese universo mágico de la vida rural de un pueblecito costero de Vizcaya, a finales del siglo XIX. Un lugar donde sus habitantes todavía creen en las sirenas y los rituales. Hacen frente y conviven con secretos familiares, castigos y venganzas. Sufren e intentan escapar de la maldad de algunas personas. Pero también valoran y disfrutan de la amistad y el amor.
Me ha gustado la fuerza de los personajes femeninos, capaces de salir siempre adelante superando adversidades. La autora ha cuidado mucho la recreación de la época, el paisaje, los diálogos. Pero en mi opinión es como si dejara algunos cabos sueltos, cuestiones sin resolver. No nos explica bien ciertas cosas que acaban por resultar un poco inverosímiles. La novela resulta bastante entretenida, te mantiene atenta y alerta, deseas seguir leyendo. Pero en algunos momentos me resultó un poco plana y lenta.