Hace unos días asistí a la conferencia titulada “Uso
sexista del lenguaje y de las imágenes” impartida por Miguel Ángel Jiménez
Ortiz, psicólogo especialista en Psicología Clínica. Tengo que reconocer que su
exposición me resultó amena y práctica. Está claro que para avanzar en igualdad
tenemos que combatir la discriminación en el lenguaje. Si las generaciones
venideras perpetúan un lenguaje sexista con canciones, cuentos, chistes,
piropos y refranes no conseguiremos nada.
“Interpretamos la realidad con el lenguaje y las
palabras. Las palabras tienen un significado. El lenguaje asienta y forma el
pensamiento. Y este nos impulsa a actuar de una determinada forma. Por tanto si
pensamos de forma sexista, actuaremos de forma sexista”.
“El lenguaje, las palabras orientan nuestra forma de
pensar según los esquemas de referencia. Estos esquemas se basan en el uso de
estereotipos. Los estereotipos se transmiten de generación en generación. Y
aunque la sociedad avance rápido, los estereotipos lo hacen despacio”.
“Los estereotipos sexistas son conductas que se
adquieren mediante aprendizaje cultural, social. La sociedad nos obliga a
comportamientos determinados según seamos hombre o mujer. Desde que nacemos ya
nos encasillan y prefiguran. Por ejemplo usando los colores rosa o azul en
ropa, complementos y juguetes”.
“A través del lenguaje que vamos aprendiendo vamos
conformando estereotipos sexistas. La mujer queda relegada a un segundo plano. Tenemos
que erradicar de nuestro lenguaje los términos e imágenes que transmitan
estereotipos sexistas”.
“El lenguaje sexista excluye a las mujeres. Las
asocia a valoraciones peyorativas. Dificulta la identificación. Su uso
discriminatorio no favorece el desarrollo personal y colectivo. Provoca un
tratamiento desigual entre hombre y mujeres”.
“Debemos combatir la discriminación en el lenguaje
para avanzar en la igualdad. Hay que trasladarlo a las generaciones venideras. Se
perpetúa un lenguaje sexista con los refranes, cuentos, canciones, chistes,
piropos y con el diccionario”.
“Nadie cuestiona los refranes. Se consideran
verdades irrefutables. Se transmiten de generación en generación y generalmente
tratan a la mujer de forma negativa y peyorativa. Ejemplo: palabra de mujer, no
vale un alfiler”.
“En refranes, cuentos y canciones se refleja que el
mundo está dividido en seres masculinos: protagonistas, poderosos, valientes,
conquistadores, líderes. Seres femeninos: secundarias, esposas de,
dependientes, inseguras, pacientes y/o malvadas y perversas”.
“En los cuentos tradicionales, en las películas de
Disney hay mucho sexismo. Lanzan un mensaje: la mujer necesita ser protegida
por un hombre. Dejan al padre para casarse y convertirse en madre”.
“Los chistes también contribuyen a que sobreviva la
discriminación. Suelen ser de carácter peyorativo y misógeno. Ejemplo: mi mujer
me ha pedido más libertad y le he ampliado la cocina. Y los piropos, muy a
menudo, son autenticas agresiones verbales”.
“Muchas canciones también perpetuán el lenguaje
sexista y transmiten muchos estereotipos. Todos recordamos letras de canciones
como esta: al pasar la barca, me dijo el barquero, las niñas bonitas no pagan
dinero...”
“Pero, y ahora en la actualidad qué dicen algunas
canciones. Os habéis parado a analizarlas. Os aseguro que yo fui el primer
sorprendido. Vamos a escuchar algunas:
La Muda, “quiero una mujer bien bonita callada y que no
me diga ná. Que cuando me vaya a la noche y vuelva en la mañana no diga
ná. Que aunque no le guste que tome se
quede callada y no diga ná. Quiero una mujer que no digaa ná ná ná ná. Quiero
que sepa bailar, que nunca salga sola
que nunca quiera pelear…”
que nunca quiera pelear…”
Malú, “te abriré las puertas del alma de par en par,
dispuesta a hacer todo a tu voluntad, dispuesta a hacer todo lo que te dé la
gana. Que me importa. Toda
de arriba abajo tuya. Toda entera tuya aunque mi
vida corra peligro. Toda de frente y de repente toda desesperadamente toda, haz
todo lo que sueñes conmigo”.
Los Ronaldos, “estás haciendo mal, y no sé qué va a
pasar. Tendría que besarte, desnudarte, pegarte y luego violarte hasta que
digas sí, hasta que digas sí…”
Natalia, “por ser tu mujer yo le entrego a dios mi
alma. Por ser tu mujer yo me olvido de ser una dama. Por ser tu mujer sería
capaz de morir en tu cama”.
Thalía, “por amor te espero por amor te quiero. Por
amor te llevo clavado aquí en mi sentimiento. Por amor te sueno por amor me
entrego. Por amarte sería capaz de todo sufrimiento. Ven, ven que voy a darme entera. Hoy tendrás de mi
todo lo que tú quieras”.
Loquillo, “quiero
verla bailar entre los muertos, la cintura morena que me volvió loco, llevo un
velo de sangre en la mirada, y un deseo en el alma, que jamás la encuentre.
Sólo quiero que una vez algo la haga conmover. Que no la encuentre jamás o sé
que la mataré”.
Shakira, “bruta, ciega,
sordomuda, torpe, traste y testaruda, es todo lo que he sido, por ti me he
convertido en una cosa que no hace otra cosa más que amarte, pienso en ti día y
noche, y no sé cómo olvidarte”.
“Hasta el año 2014 en el diccionario podíamos
encontrar definiciones como las siguientes. Cocinilla: hombre que se entromete
en cosas especialmente domésticas, que no son de su incumbencia. Huérfano:
persona de menor edad a quien se le han muerto el padre y la madre o uno de los
dos, especialmente el padre”.
“En la 23ª edición del diccionario muchas de las
acepciones más denostadas por su sesgo machista han desaparecido. Sin embargo
todavía podemos sorprendernos con ejemplos como este, lamentablemente. Hombre
público: que tiene presencia e influjo en la vida social. Mujer pública:
prostituta”.
“Hasta los 3 o 4 años no se aprenden tareas
específicas de niños y niñas. La idea de género se desarrolla entre los 4 a 6
años. Las madres y padres tratan distinto a hijas e hijos. Y lo vemos reflejado
en la literatura infantil, y en los juegos y juguetes que presentan roles y
estereotipos sexistas”.
“El lenguaje y las imágenes sexistas son el
instrumento por el que las mujeres son invisibles y se les excluye. Mientras
las mujeres no se vean reflejadas en el lenguaje, hablado y escrito, del día a
día la igualdad no será completa”.
“Una imagen sexista de 1 segundo derriba programas
de sensibilización no sexista. Un estudio sobre televisión en EE.UU. señaló que
ver la televisión más de 4 horas al día provoca la percepción de la mujer con
capacidades limitadas. Se la expone como objeto de deseo, atracción o
admiración por su físico exclusivamente”.
“Eliminar el lenguaje sexista es un trabajo de
educación en la infancia, adolescencia y edad adulta. Toda la sociedad tiene
que trabajar para que no haya discriminación por razón de sexo. Mientras sigamos
identificando el género masculino como superior habrá discriminación”.
“Cuando utilizamos el género masculino para
referirnos a hombres y mujeres ignoramos la presencia de ellas. No se trata de
usar los/las todo el tiempo pero sí habría que elegir un vocabulario que
englobe a hombres y mujeres. Por ejemplo, en lugar de decir: todos al recreo
(solo salen los niños) utilizar: salir al recreo”.
“Hay que ser más conscientes de las palabras que
usamos y modificar nuestro lenguaje. Para englobar a mujeres y hombres podemos
utilizar: las personas, el alumnado, el profesorado, el personal sanitario, la
población en paro, la ciudadanía…”
“También tenemos que corregir el enfoque
androcéntrico. Ejemplo: los médicos y sus mujeres han asistido… Sería mucho más
recomendable: el personal médico y sus parejas”.
“Otra forma de erradicar el sexismo en el lenguaje
es identificar a cada persona evitando referencias machistas o de parentesco. Cada
ser humano tiene un nombre y apellidos. Y a nivel profesional cada persona
tiene un cargo, profesión o labor”.