Hace unos días asistí a la conferencia ‘'Coeducación: la importancia de educar en igualdad'. Impartida por la pedagoga Soledad Puche Díaz, organizada por la concejalía de Política Social.
Me
hubiera gustado ver a muchos más padres y madres en la sala. Aunque educar,
educamos todos. Creo que debemos concienciarnos y practicar mucho más la
coeducación, en todos nuestros entornos.
“Se
entiende por coeducación el proceso educativo que favorece el desarrollo
integral de las personas, con independencia del sexo al que pertenecen. Por lo
tanto supone el respeto a la diversidad, la visibilización de lo femenino y lo
masculino, impulsándolo desde la libre elección”.
Para
mejorar el mundo en el que vivimos como dijo la ponente “hay que educar en la
igualdad desde la diferencia, sin estereotipos de género, desarrollando las capacidades
como personas preparadas para la corresponsabilidad, la autonomía, la toma de
decisiones”.
Me
llamó la atención, y creo que a todos los que estábamos en la charla, uno de
los vídeos proyectados. Mostraba las reacciones de adultos de distinto sexo y
edad en una habitación llena de juguetes. Al niño le vistieron de niña y a la
niña de niño. La mayoría de los adultos le ofrecieron muñecas a la niña y vehículos
y animales al niño. Sin darnos cuenta comentaba la pedagoga “les limitamos, les
orientamos a unos u otros juguetes. Y lo hacemos de forma espontánea, nos viene
de serie, nos lo han enseñado durante generaciones. Así no les estimulas. Qué
habilidades quieres que desarrollen, todas, o no”.
También
me sorprendió lo que aportó una madre. Comentó que cuando su niño de corta edad
pasea por la calle un cochecito con una muñeca, los hombres que suelen estar fumando
a las puertas de los bares dirigen a la criatura todo tipo de improperios y
barbaridades.
Comparto
parte de lo que escuchamos.
“Hay
que educar de forma no sexista y no violenta desde las primeras etapas. De todos
los colores, formas y texturas. Con ternura y cuidados sí, aunque sin ñoñerías.
Con valoración de lo doméstico y de la autonomía personal. Con juegos
cooperativos donde haya que relacionarse. Con práctica de deporte”.
“La
igualdad es defender que mujeres y hombres tenemos los mismos derechos. Debemos
tener libertad para escoger nuestra propia vida sin que por ello la sociedad
nos señale”.
“Lo
femenino se sigue asociando a la inestabilidad emocional, falta de control,
pasividad, ternura, sumisión, dependencia. Aptitud para las humanidades,
intuición, frivolidad, miedo”.
“Lo
masculino se vincula a la estabilidad emocional, mecanismos de autocontrol,
dinamismo, agresividad, tendencia al dominio, afirmación del yo. Aspecto
afectivo poco definido, aptitud para las ciencias, racionalidad, franqueza,
valentía”.
“Los
modelos sexistas son nocivos. En la mujer implican la exclusión de la acción,
la aventura, el riesgo, el poder, la fuerza. La reducción de expectativas a lo
doméstico y al cuidado de la familia. Vida centrada en llegar al matrimonio. Esclavitud
de la belleza: ser sexis y guapas”.
“En
el hombre obligan a demostrar virilidad (masculinidad tóxica), miedo a ‘no dar
la talla’, prohibido ‘tener miedo’, no se muestran afectos ni sentimientos,
inexistencia del rol de padre, lejanía del mundo doméstico: dependencia.
Cuestionamiento si no responden a estos estereotipos”.
“En
la educación de los niños influye lo que dices, haces, ven y escuchan. Los
videojuegos, los dibujos, la publicidad, las redes sociales etc.”
“Hay
que educar a la persona, sin distinciones por ser niña o niño. Cómo pintas su
habitación, cómo la decoras. Qué juguetes compras. No pasa nada si a un niño le
vistes de rosa, no se va a desintegrar. Hay que dejar que jueguen con lo que
deseen, sin predisponerlos, para que el día de mañana se dediquen a lo que
quieran”.
“En
los talleres de coeducación con alumnos de primaria, preguntándoles si niños y
niñas podían jugar con esto o aquello, al acabar un niño se acercó a mí y me
dijo al oído: me gustan mucho las muñecas pero me da vergüenza, miedo, decirlo”.
“El
problema no son las diferencias sino la desigualdad. A las niñas hay que
mostrarles más referentes femeninos. Desde los 7 años empiezan a percibir, a
sentirse, menos inteligentes que los varones. De forma muy sutil esteriotipamos”.
“Todos
sabemos que el primer ser humano en pisar la luna fue el astronauta
estadounidense Neil Alden Armstrong. Cuantos sabíais que la primera mujer en
viajar al espacio fue la cosmonauta soviética Valentina Tereshkova”.
“El
60% del bullying y la homofobia aparecen cuando un niño o una niña se sale del
patrón”.
“Sabíais
que de los 16 a los 35 años, las probabilidades de morir en accidentes o
practicando deportes de riesgo es mucho más elevado para los varones”.
“En
los talleres que realizamos de coeducación con el alumnado de Primaria se
trabaja el intercambio de roles, la empatía, la resolución de conflictos. A las
tareas domésticas se les pone un precio. Analizamos los anuncios de juguetes. Y
los cuentos clásicos, del siglo XVI, se modifican, se cambian los papeles.
Os
recomiendo las colecciones de SuperLola y Lalo y Erase dos veces.
Con
el alumnado de Secundaria hablamos de los mitos del amor romántico, las
relaciones tóxicas y la violencia de género. Recomiendo el libro de Marina
Marroquí, Eso no es amor”.
“Dese
casa, educando, podemos hacer muchísimo por nuestros hijos. Tener siempre
presente una cosa: lo que no se nombra, no existe. Si no lo ven en casa no lo
aprenden. Que el niño pierda jugando es buenísimo, todo un aprendizaje”.
“Cuidado
con algunos videojuegos sexistas porque favorecen actitudes tolerantes hacia la
violencia de género. Hay que hablar de sexo con los hijos desde muy pequeños,
porque desde los once años ya están viendo porno en internet”.
Lalo