jueves, 22 de abril de 2010

Ocultando Maldades


Publicado en “Siete Días Yecla”
  

“Ocultando Maldades”

Cada vez que aparece en los medios de comunicación un nuevo caso de pederastia, no puedo evitar fijarme en los niños con los que me cruzo cada día. Por mucho que lo intente no puedo entender como esas caritas, miradas, risas y gestos, esos andares, tropiezos y carreras pueden despertar deseo sexual en un hombre. Quizás no pueda porque para mí los pederastas y pedófilos no son hombres sino monstruos.
Descubrir que el profesor, el médico, el monitor de la piscina, del gimnasio o del campamento,  el propietario de la tienda de golosinas, cualquiera en realidad, también el sacerdote puede ser un pederasta resulta desconcertante.
Cada cierto tiempo, ahora durante las últimas semanas, han salido a la luz casos de sacerdotes que abusaron sexualmente de menores. La Iglesia Católica siempre ha preferido silenciar y ocultar a estos pederastas en vez de denunciar y entregarlos a la justicia civil. ¿Qué hacen con ellos? ¿Se les somete a algún tratamiento o terapia? ¿Se les traslada de diócesis en diócesis? ¿Se les aparta de su actividad pastoral? ¿Se indemniza a las víctimas?
Me parece que esconder las maldades, practicar una doble moral, no lleva a ningún sitio. En mi opinión en ningún ámbito o escala social se puede justificar o disculpar el abuso sexual a un menor pero en el caso del sacerdote, la persona que predica la Palabra de Dios, administra los Sacramentos, perdona los Pecados y guía al pueblo cristiano, todavía resulta más inquietante y decepcionante. Bien cierto es que los curas son hombres, de carne y hueso. Tienen debilidades y, como cualquier hijo de vecino, cometen errores. Son humanos y se les ha de conceder la posibilidad  de rectificar y enmendar su conducta.
Por ello yo podría llegar a entender y disculpar que un sacerdote, por ejemplo, tuviera un desliz pero que abuse sexualmente de un menor... Demasiado para mí.
Algunos pensaran: ¡Ya están atacando otra vez a la Iglesia! ¡Quizás exageren y no sean tantos los casos! Pero con que solo exista uno, y desgraciadamente no es así, señores/as míos/as lo del ataque se desmonta. La más alta jerarquía de la Iglesia Católica ha estado encubriendo estos casos durante décadas. Cuidado también con meter ahora a todos en el mismo saco. Que no paguen justos por pecadores. Pocas son las manzanas podridas, pero han hecho mucho daño. Un daño a menudo irreparable.
En Marzo de 2010 la Comisión Europea ha pedido un endurecimiento de las penas contra los abusos sexuales a menores y la pornografía infantil. En Europa entre un 10 y un 20 por ciento de menores sufren abuso sexual. Solo se denuncia uno de cada cuatro casos y un 20 por cierto de los agresores, reincide. ¿Piensa también la Iglesia Católica endurecer sus medidas? ¿Actuar con mano dura ante la menor sospecha o indicio?
Hace unos días el Vaticano ha divulgado por primera vez en Internet un documento con las medidas para luchar contra la pedofilia, que obligan a denunciar ante la justicia a los curas que cometan abusos contra menores (www.vatican.va) Por el bien de la propia institución esperemos que no sea simplemente una nueva estrategia para hacer frente a la ola de críticas, escándalos y denuncias. El asunto es lo bastante grave como para que no caiga rápidamente en el olvido.


~ Delfina Marco ~