sábado, 30 de noviembre de 2019

Mujeres y alcoholismo. Dando voz al sufrimiento






A mediados de noviembre asistí a la charla ‘Mujeres y alcoholismo. Dando voz al sufrimiento’ impartida por Blanca Pérez Molina, psiquiatra del Centro de Salud Mental de Yecla. La charla, organizada por la Asociación para Rehabilitación de Adicciones de Yecla, ARY,  fue una de las actividades de las XVIII Jornadas de Alcoholismo y Drogodependencias de la Región de Murcia.

Blanca Pérez comentó durante la charla que el alcoholismo en las mujeres es un problema importante, largamente ignorado. Que muchas veces se usa el alcohol como una anestesia emocional. Se bebe para no sentirse tan mal, para afrontar dificultades, no recordar, olvidar. Pero la persona pierde el control, y el consumo se convierte en problemático e indeseable con consecuencias muy desagradables. Pero sí se puede vivir de otra manera, sin alcohol, sin tanto sufrimiento. Siempre se puede empezar de nuevo si se pide ayuda. La efectividad de los tratamientos y la recuperación es de un 80%.

“Tu Vida no depende de nadie, depende de tus acciones y sentimientos. El que ama sufre, el que sufre lucha, y el que lucha vence”.

Como en otras ocasiones comparto parte de lo que escuchamos.

“El consumo de alcohol en la mujer es un tema tabú, una verdad oculta que no se ha estudiado demasiado. Las respuestas asistenciales se dirigen de forma prioritaria a consumidores de sustancias ilegales y varones. El consumo de alcohol en la mujer genera vergüenza, culpa, negación y un gran sufrimiento emocional con un fuerte enjuiciamiento social. El consumo suele ser solitario, clandestino, secreto, a escondidas en casa. La mujer suele empezar a beber más tarde que los hombres pero se enganchan antes”.

“La mujer tiene una mayor sensibilidad a los efectos del alcohol, su cuerpo lo absorbe antes y lo elimina peor que el hombre. Por ello existe mayor riesgo de sufrir daños hepáticos, cerebrales y cardíacos. Osteoporosis, infertilidad y cáncer de mama y una mayor tasa de mortalidad”.

“El consumo del alcohol durante el embarazo puede causar discapacidades en el bebé. Estas afecciones se conocen como trastornos del espectro alcohólica fetal (TEAF) No se sabe de ninguna cantidad de alcohol que la madre pueda tomar sin correr ningún riesgo. El alcohol puede causar problemas en las primeras semanas del embarazo, también antes de que la mujer sepa que ya está embarazada”.

“Cuando el bebé ha recibido alcohol durante el embarazo al llegar a la adolescencia suelen aparecer muchas complicaciones, conductas agresivas, violentas, problemas de atención etc. En la Región de Murcia se están dando muchos casos de niños que fueron adoptados en Rusia. Los padres, buscando ayuda, se han agrupado en varias asociaciones". 


“Para preparar esta charla me reuní con siete mujeres que se desnudaron emocionalmente, compartiendo su vida conmigo. Escuché cosas como estas: me maltrataba, empecé a consumir a diario, siempre a escondidas, no lo sabía nadie. Tenía depresión, no dormía, el alcohol me ayudaba, pero yo no daba el espectáculo. Bebía cuando me sentía triste, cuando había discutido con mi marido. Me levantaba ya con el chip de la cerveza en la cabeza, me hacía ser otra persona. Yo no sabía que era una enferma, ¿yo drogadicta? Qué vergüenza. Tuve una depresión postparto, llegas a consumir sin ganas, a conducir colocada, no dormía y entonces bebía. Echaba de menos a mi hija, tenía problemas con mi marido, yo solo he bebido cuando me sentía triste”.

“Hay factores predisponentes como el alcoholismo paterno, la violencia, el abuso sexual. Y factores desencadenantes como lo conflictos maritales, la depresión, una pareja alcohólica. Los trastornos asociados suelen ser la depresión y ansiedad”.

“Un perfil de mujer alcohólica podría ser este: mujer de 35 a 50 años. Media de diez años transcurridos hasta la llegada al centro de tratamiento. Víctima de maltrato. Sintomatología depresiva acompañante. Dependiente emocionalmente. Autoestima baja. Abusa de tranquilizantes o sedantes para paliar su malestar. No demanda ayuda ni tratamiento precozmente”.

“En las mujeres el inicio en el consumo de alcohol aparece de los 16 a los 19 años. El consumo regular a los 25 años. El tiempo transcurrido desde el inicio hasta la dependencia es de unos 10 años. Y el tiempo transcurrido desde la dependencia hasta el tratamiento es de 4 o 5 años”.

“Se da una correlación significativa positiva entre el consumo de drogas y haber sufrido abusos sexuales por un adulto durante la infancia o adolescencia”.

“El 30% de las mujeres en tratamiento tanto ambulatorio como residencial por problemas de adicción habían sufrido maltrato físico y maltrato psicológico el 44%, y abusos sexuales el 18.4%”.

“El alcohol cumple una función: la de no sentir, no sentirse despreciable, no pensar, evadirse del problema, evitar esas situaciones temidas. Es fundamental la educación y la prevención de las personas que han sufrido abusos”.

“Hay mucha relación entre depresión y alcoholismo. Lo que se llama una patología dual: trastorno psiquiátrico y patología adictiva. En este caso existe un mayor riesgo de recaída, resistencia al tratamiento, y suicidio. El uso del alcohol como automedicación para gestionar el malestar emocional. El consumo del alcohol produce síntomas depresivos. La intoxicación/abstinencia induce a cuadros depresivos. La depresión aparece en el proceso de recuperación”.
 

“El consumo recurrente impide cumplir con obligaciones laborales, estudiantiles o en el hogar. Se utilizan grandes cantidades de tiempo, desperdiciado, en obtener alcohol, consumirlo y recuperarse de sus efectos”.

“Terapeutas y educadores deben recibir formación. Hay que llevar a cabo intervenciones terapéutico-educativas diferenciales en cuanto al género. Habilitar espacios libres de prejuicios y favorecedores de expresión. Ayudar a construir un patrón fiable de relación, con ella misma y con el mundo que la rodea”.

“Es fundamental la implicación de la familia en el tratamiento. En el caso de las mujeres la familia suele venir muy enfadada y ofendida. O niegan el problema, se resignan, la dan por perdida. No debemos hablar de culpa, sí de responsabilidad. Pueden surgir estilos, respuestas diferentes: aislamiento, protección, negación, resignación e impotencia. Hay que apoyar, reforzar, confiar, acompañar, sostener y ayudar”.

“Respecto al tratamiento hay que proporcionar información sobre los riesgos específicos que presentan las mujeres ante la ingesta de bebidas alcohólicas. Evitar críticas que puedan incrementar los sentimientos de baja autoestima y ocultamiento del problema. Potenciar grupos de autoayuda para mujeres, terapia grupal”.

“La efectividad de los tratamiento actuales y las posibilidades de recuperación están en torno al 80% en las fases iniciales y medias si se inicia tratamiento, además el 70% lo consiguen de manera ambulatoria, y sólo el 30% precisa ingreso”.

“Es necesario el desarrollo de intervenciones adaptadas a las necesidades particulares de las mujeres. La búsqueda de tratamiento generalmente está motivada por síntomas de ansiedad o depresión. La prevención a edades tempranas resulta vital, fundamentalmente dirigidas a promover los factores protectores. La necesidad de trabajar con las parejas o familias es clave”.