domingo, 20 de enero de 2013

Se busca un buen líder





Procuro y evito hablar de política. No es un tema que me apasione, ni domino, ni comprendo. Pero en esta ocasión me lo pide el cuerpo.
Anoche, por pura casualidad, vi en una cadena de televisión una entrevista a Miguel Ángel Revilla, ex Presidente de Cantabria.
Sin pudor afirmo que siempre me gustó y agrada, cómo se expresa y el saber estar de este señor. Todo un caballero y un buen ejemplo, a mi entender, de político.
Escuchándole  pensé, que quizás resulta injusto medir a todos los políticos con el mismo rasero. Pero es tanto el mal que unos cuantos nos han causado, que resulta casi imposible ser justos e imparciales con ellos.
Intento pensar, para no desquiciarme y abandonarme por completo a la indignación, que en el cesto todavía quedan más manzanas sanas que podridas.
Les urge a los políticos, a los poderes, y puede que ya estén fuera de plazo, llevar a cabo una buena limpieza, de arriba hacia abajo. Sin miramientos, ni contemplaciones.
Cada día tengo más claro, que no le voy a regalar a nadie mi voto, hasta que aparezca un buen líder.
Un líder que sea capaz de mantener la libertad, la serenidad y el espíritu crítico.
Que ponga pasión en todo lo que haga. Que jamás esté de vuelta de nada. Que no anhele y busque el éxito, el poder y el dinero más allá de lo preciso para vivir dignamente.
Un líder que no ejerza la envidia, la ambición, la humillación y la prepotencia.
Al que le interese y defienda los derechos y sentimientos de los demás. Que practique el sentido común. Que huya de la mediocridad, la desidia y el pasotismo. Que aborrezca la soberbia, la vanidad y la pedantería.
Un líder que nunca se crea indispensable. Que  domine la autocrítica. Que demuestre su valía y competencia para el puesto que ocupa cada día. Un líder que además sea elegante. Pero elegante por dentro, es decir, que produzca sensación de agrado y bienestar no solo por su imagen, sino por su personalidad, naturalidad, conversación y su saber estar en cualquier situación. Que sepa rodearse de un equipo con sus mismos valores y objetivos. Y que cuando se equivoque, no lo oculte o disfrace. Que tenga la suficiente valentía y honestidad para reconocerlo, y poner remedio de inmediato.
Si ese líder todavía no existe, habrá que crearlo. Y si anda perdido, sumiso o despistado, salgamos a buscarlo, a rescatarlo de entre tanto mediocre y lobo disfrazado de cordero.
Pero ya! porque el barco se hunde y todos viajamos dentro.

lunes, 14 de enero de 2013

India se conmueve





El caso de una nueva violación múltiple, conmueve de nuevo a India y al resto del mundo. Pero cuantos abusos más, de los que jamás tendremos conocimiento, se habrán producido en las últimas horas.
Hay dos asuntos que no estoy dispuesta a entender, aceptar, justificar ni a perdonar jamás: los abusos sexuales y el maltrato a mujeres y niños.
A mí sí me impacta y trastorna conocer, que en muchas zonas del mundo a los violadores ni se les persigue, ni se les castiga.
Pero qué les pasa por la cabeza a los hombres capaces de llegar a esto. Todos ellos tienen madres y la mayoría hermanas. Y muchos tendrán además hijas, cuñadas, sobrinas o nietas.
Nuestra civilización ha sido capaz de vencer enfermedades durante siglos incurables. De inventar una tecnología que avanza, en todos los campos, a pasos agigantados, sin límites. De viajar a otros planetas. Y sin embargo no ha logrado lo más básico. Inventar e imponer, a nivel mundial, una cultura no machista. Donde hombre y mujer sean iguales en derechos y deberes. Pues menuda decepción. En muchos países ha fracasado la educación, es decir, las facultades intelectuales y morales que transmitimos a los menores, generación tras generación.
No es la primera vez ni será la última, que no pueda contenerme y necesite escribir y abordar este tema. He hablado muchas veces con amigos psicólogos, y no les acepto que intenten justificar a estos “monstruos”, argumentando que tienen una falta de control sobre sus impulsos, una baja autoestima e inmadurez emocional. Y que algunos sufrieron traumas infantiles o abusos en su infancia.
Y qué podemos hacer me pregunto, cada vez que pierdo el sueño por alguna noticia de este tipo. Nada. Mirar hacia otro lado. No es nuestro problema. Resulta imposible proteger y salvar a tantísimas mujeres. No se puede intervenir ni presionar a otros gobiernos, líderes o mandatarios para que tomen medidas y actúen en consecuencia.
Sí, quizás sí podamos y más de lo que creemos. Aunque sólo sea rescatando una gota de un inmenso océano. No bajemos nunca la guardia con la educación de nuestros hijos, sobre todo de los varones. Pensemos bien que estamos fomentando y transmitiendo. Luchemos por no encarrilar a nuestros niños por la senda del machismo. No sigamos contribuyendo, por cultura y por herencia, para que nuestro mundo siga siendo machista. Por favor no gestemos ni más víctimas ni más verdugos. Y que los países líderes, presionen económicamente a aquellos que dejen campar a sus anchas a violadores y maltratadores.


jueves, 3 de enero de 2013

Carta a los Reyes Magos





Hace unos días mi sobrina, con gran desparpajo y salero, trató de sonsacarme qué pensaba pedirles a los Reyes Magos. Le contesté que lo que sus Majestades quisieran. Como yo me temía, la genética pocas veces falla, no se dió por satisfecha. Entonces para contentarla le aseguré que me conformaba con recibir el trofeo y diploma de “tía favorita del mes”.
En realidad si existiera la posibilidad de poder formular un deseo, sé muy bien lo que pediría. Algo que no se puede adquirir con dinero. Que no se intercambia, ni almacena, ni recupera. Que no se hereda ni traspasa. Que intentamos medir, controlar, administrar y consumir, unas veces con más éxito que otras. Un regalo que a menudo no valoramos ni recompensamos. Y que muchas veces lo apreciamos y deseamos cuando ya es demasiado tarde.
Yo les pido a sus Majestades: TIEMPO.
Tiempo para disfrutar de la familia que nos tocó por azar y de la que hemos elegido formar.
Tiempo para poder deleitarme con cada párrafo de la última novela que ha llegado a mis manos. Para sumergirme e implicarme en la historia, convirtiéndome en un personaje más que comparte aventuras y desventuras con el protagonista.
Tiempo para redactar correos y mensajes a las personas que aprecio y valoro. Compartiendo emociones, temores, dudas, alegrías y penas. Para crear  artículos e historias que sugieren, exponen y reivindican que necesitamos y podemos conseguir un mundo bastante mejor del que hemos heredado.
Tiempo para escuchar, sonreír y abrazar a la amiga con la que voy posponiendo encontrarme, porque siempre surge algo aparentemente más importante, más urgente.
Tiempo para convertir el cocinar en una excitante y placentera aventura, y no en una obligación monótona y reiterativa ¡Qué lujo dejarse atrapar y seducir por los cinco sentidos! Atreviéndose a experimentar, a crear nuevas composiciones.
Tiempo para caminar por la calle, de ida o regreso del trabajo, a un ritmo medio que permite observar cada detalle. E incluso, por qué no, consumir unos minutos conversando con personas conocidas a las que tantas veces nos limitamos a decir un simple “hola” o “adiós”.
Tiempo para que el hecho de alimentarse sea algo más que una necesidad básica. Que comer sea un motivo de satisfacción, de goce, de encuentro con la pareja o la familia.  Masticando despacito, saboreando cada textura. Y no una carrera en la que engulles e intentas terminar y recogerlo todo lo antes posible para continuar con otro asunto.
Tiempo en definitiva, para disfrutar plenamente de los pequeños momentos, que son los que más felicidad nos aportan, y los que menos valoramos.
Necesitamos tiempo queridos Reyes Magos para aprender a vivir, a ser mejores personas, y a dejar un mundo más humano.