Me dejé llevar y me autorregalé la última novela de Dan Brown. Y la verdad, lástima de dinero invertido. Tendría que haberla sacado de la biblioteca municipal. Es una réplica de sus anteriores novelas. Vuelven las sociedades secretas, las conspiraciones, y los asesinos psicópatas obsesionados con antiguas leyendas. El autor repite fórmulas, estructuras, personajes, intrigas, situaciones, giros argumentales y resoluciones. La novela me ha parecido aburrida y repetitiva, e innecesariamente extensa. Imagino que los incondicionales de Dan Brown estarán encantados, o no.
En esta ocasión la conspiración surge en torno a un ensayo sobre neurociencia y física cuántica que explora la conciencia como fenómeno universal y potencialmente inmortal. Esta temática fue la que me indujo a adquirir la novela, pero he leído otros libros que abordan este tema y resultan mucho más interesantes. En el libro se aborda también la fuerte competencia entre la investigación pública y privada, y cómo se cruzan ciertos límites éticos en nombre del progreso.
