sábado, 16 de noviembre de 2013

¿No es noticia o no interesa?



Desconozco si es la primera vez, si será la tónica de funcionamiento en adelante, o la última ocasión en que los grandes medios de comunicación de nuestro país establezcan una ley de silencio, para que pase lo más desapercibida una noticia. La noticia es la huelga de hambre que mantienen desde hace semanas en la Puerta del Sol un grupo de personas liderados por Jorge Asuaga un joven bilbaíno de 25 años licenciado en Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos.
Al contrario de lo que están haciendo los medios de comunicación extranjeros, que sí están reflejando lo que está sucediendo en Madrid con titulares como los siguientes ( "Prensa española censura huelga de hambre colectiva que exige la dimisión del Gobierno", "Primeras huelgas de hambre en España ante una debacle", "Huelgas de hambre en Madrid: La resistencia silenciada", "La huelga de hambre que ocultan los poderosos medios periodísticos españoles") los grandes medios nacionales han optado por silenciar este hecho.
Sí ya no teníamos dudas al respecto, una vez más, queda demostrado que lo que no sale en televisión y en la prensa diaria no es noticia, no cuenta, no existe. Nos demuestran que son meras empresas, que pactan con una u otra ideología, y que buscan obtener el mayor beneficio económico.
¿Ocultando, censurando y manipulando pretenden que la mayoría de nosotros confiemos en ellos? Si ellos y sus amos temen el efecto llamada, la noticia lleva días difundiéndose a través de redes sociales. Desviar la atención sobre los asuntos incómodos es bastante ridículo. Antes o después, por unos u otros cauces, se acabará conociendo. De hecho ya hay otro ciudadano en huelga de hambre, en plena calle. Un sevillano, Mané Flores, lleva días en la céntrica Plaza Nueva de Sevilla, frente al ayuntamiento de la ciudad.
En nuestro país tenemos seis millones de parados y unos doce millones de personas viven ya en la extrema pobreza. Enmascarar esa triste y lamentable realidad resulta bastante complicado  y absurdo.
Un buen líder político, económico, social o religioso es aquel que cuando se equivoca, no lo oculta o disfraza. Tiene la suficiente valentía y honestidad para reconocerlo, y poner remedio de inmediato. Le interesa y defiende los derechos y sentimientos de los demás. Practica el sentido común y es capaz de mantener la libertad, la serenidad y el espíritu crítico.
Jorge Asuaga señala que “todos los medios de comunicación están controlados por el poder económico, y este no quiere cambiar las cosas porque ahora es cuando se están beneficiando de esta situación. Estamos como dormidos, como acomodados, resignados a no cambiar nada. Quiero que la gente despierte, reaccione porque nos están recortando todos los días nuestros derechos. Pido que dimita el gobierno actual y también la oposición porque han incumplido descaradamente lo que prometieron, lo que predicaron en su plan inicial, porque no están haciendo nada de lo que nos merecemos. Prefirieron salvar al capital y a sus mercados, antes que a las personas, entregando millones de euros de dinero público a la banca privada. No se trata de que seamos anti sistema. Si el sistema ya no funciona porque no está bien hecho, ya no se puede seguir así, es un total fracaso. Habrá que cambiarlo. Decenas de personas se acercan a diario a apoyarnos. Estamos recibiendo numerosas cartas de dentro y fuera de España”.
Jordi Évole conocido y destacado periodista español escribió un artículo hace poco “Vivir en blanco y negro” que subscribo plenamente. Señala, entre otras cosas, que “Cuando los ciudadanos de un país son cada vez más pobres, el fracaso de sus políticos es cada vez mayor. Es indiferente el color político, porque la pobreza los destiñe a todos. De los políticos se esperan soluciones, dimisiones o, por lo menos, mil perdones. Yo aún espero que alguno pida perdón por no saber o no poder erradicar la pobreza, esa pobreza severa que está condenando a tantos a tener una vida en blanco y negro. Son demasiados los sin trabajo, sin techo, sin casi nada”. 
Me parece que hemos consentido que demasiados mediocres y lobos disfrazados nos dirijan y representen. Las grandes fuerzas económicas tienen un objetivo en común: no desean que nada cambie. Y nos llevan por donde quieren. Y el llamado cuarto poder, los medios de comunicación, en muchas ocasiones olvidan la ética, haciendo prevalecer otros intereses. Viajamos todos en el mismo barco, y sí no se buscan otras opciones y oportunidades corremos el riesgo de seguir hundiéndonos. Los seres humanos cuando llegan a situaciones límites de indefensión y desesperación se autodestruyen.







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