La segunda entrega de la trilogía El mentalista, La secta, escrita por Camilla Läckberg y Henrik Fexeus aborda el peligroso mundo de las sectas. La novela resulta entretenida y aunque a ratos el ritmo aminora y resulta un tanto predecible, los autores nos atrapan en un clima de suspense, intriga, giros, sorpresas y ganas de seguir leyendo.
Seguiremos conociendo más de la vida personal y familiar de los dos grandes protagonistas, Mina y Vicent, pero también del resto de compañeros del equipo investigador. En algunos tramos de la historia la acción y la investigación policial pasa a un segundo plano.
La novela nos da a conocer los aspectos más oscuros de la mente humana, y también la capacidad de generar esperanza y perseguir nuestros sueños. Camila y Henrik nos muestran los mecanismos a través de los cuales las sectas, de cualquier tipo, absorben gente, dinero y poder. También abordan temas como el racismo, la xenofobia, misoginia, la venganza y el extremismo.
De las conversaciones de los personajes me hicieron reflexionar algunos párrafos.
“Cualquier persona puede verse envuelta en una organización sectaria y cometer actos de los que nunca se habría sentido capaz. Y todo a cambio del sentimiento de pertenencia a una comunidad”.
“Algunos investigadores han demostrado paralelismos entre las sectas religiosas, los movimientos políticos y las ideologías totalitarias en general. Lo que todos tienen en común son ciertos paralelismos extremos de pensamientos”.
“Nadie cree que pueda ser captado. Nadie se considera sugestionable. Pero el ser humano es un animal gregario. Nos gusta seguir al rebaño y el rebaño necesita un líder que lo dirija. Las sectas simplemente se aprovechan de nuestra programación psicológica más instintiva y profunda”.
“Una de las partes más difíciles de su trabajo era el hecho de no poder dar respuestas a las personas que las necesitaban”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario