Nunca había leído nada de Isabel Camblor y hojeando en la biblioteca varias alternativas me llamó la atención este libro, su tercera novela. Resulta fácil de leer y entretenida. Con una trama bien construida, intriga urbana, sentido del humor, su capacidad para evadir la realidad y un desenlace insospechado la autora consigue mantenerte atento hasta el final.
La autora muestra muy bien la trivialidad cotidiana. Aborda el tema de la amistad. Algunos párrafos resultan tan acertados y ciertos, invitan a la reflexión. "Dicen que uno se hace consciente de haber sido dueño de un tesoro justo a partir del momento en el que lo pierde". "Yo perdí a mi amiga, y sólo entonces fui consciente de lo que valía aquello que ya no tenía".
Sinopsis
María una joven misántropa, hipocondríaca, que no ha vuelto a salir de noche casi desde la adolescencia comparte piso con su amiga Blanca. Más que amiga es el verdadero catalizador de su vida. Pero un día Blanca desaparece sin dejar rastro. A partir de aquí, María inicia una búsqueda frenética y rocambolesca en la noche madrileña, mientras trata de reconstruir los últimos pasos de su amiga. Acompañada en todo momento por Amina, una peculiar empleada doméstica que ejerce de tarotista telefónica en sus ratos libres.
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