Andaba
yo un poco decaída por abandono temporal de mis musas y falta de concentración,
y mira por dónde me voy a divertir y mucho.
Qué
bello es vivir y sobre todo poder expresarse con libertad.
Este
post va dedicado a todas las madres que decidan elegir no dar el pecho y opten
por la lactancia artificial.
El
Congreso de Venezuela, con el objetivo de fomentar la lactancia materna, debate
esta semana una legislación que prohibiría la alimentación de los niños
mediante el uso del biberón. Permitirían excepciones, por ejemplo, en el caso
de la muerte de la madre o para mujeres, como dicen, “con la producción de
leche limitada”. En principio no se prevé campañas educativas para tratar de
sensibilizar a las madres, como podría ocurrir en cualquier otro país, sino
directamente sanciones. Que se preparen las futuras madres que no deseen
amamantar a sus bebés a ser cuestionadas, estigmatizadas y prácticamente
criminalizadas porque el Gobierno de su país, con dos “...” las quieren obligar
a dar el pecho a sus hijos. Vamos que han decidido que el amor maternal es un
asunto de Estado. Como si no tuvieran otras cuestiones mucho más serias que
afrontar.
No
voy a discutir que la leche materna sea lo mejor para el bebé, pero que en
Venezuela me digan que con esta medida “queremos aumentar el amor entre la
madre y el niño, porque esto se ha perdido como resultado de las empresas
multinacionales que venden leches de fórmula” me hace saltar de la silla.
Toda
mujer tiene derecho a decidir libremente si desea o no dar el pecho a su bebé.
Y el máximo respeto y apoyo se merecen unas y otras ¡Faltaría más!
Pero
señoras mías nada de sentirse “culpables” o “egoístas” las que decidan no
amamantar. No permitáis nunca que nadie os cuestione como madres. Porque los
bebés alimentados con biberón crecen sin ningún problema, ni carencia. Sé bien
de lo que hablo porque lo mío pasé. Pero como a cabezona, cuando tengo algo muy
claro no me gana nadie, o muy pocos, no pudieron conmigo. Dos hijos tengo, y
decidí desde el primer momento de mi embarazo que recurriría a la lactancia
artificial. Al acoso y derribo fueron
conmigo ginecólogo, matrona y alguna que otra amiga. Tanto me presionaron,
porque en aquellos momentos el hospital de mi localidad había recibido el
galardón “Hospital Amigo de los Niños” concedido por el Comité Nacional (IHAN)
de UNICEF, que opté por comprar en la farmacia la medicación precisa para
anular la subida de la leche, y todo lo necesario para alimentar a mi bebé
durante sus primeras horas de vida.
Cada
vez que voy al hospital a visitar a un familiar o amiga, que acaba de dar a luz
y me la encuentro literalmente llorando y agobiadísima, porque está siendo
manipulada u obligada a dar el pecho sin querer, no puedo reprimirme y salgo a
buscar a las enfermeras. Fichada me tienen.
En
fin, que estamos en el siglo XXI y cada mujer está en su derecho de decidir
cómo quiere alimentar a su bebé. Se puede sugerir, recomendar, animar pero
jamás obligar o coaccionar. Por cierto mis hijos están sanísimos, son muy
inteligentes y muy guapos. Y tomaron biberón.
Como dices, lo tenías crudo en Yecla, con el fomento de la lactancia materna que existe en todos los ámbitos.
ResponderEliminarEn Venezuela, en su línea, legislando sobre lo NO importante para evitar lo SÍ importante.
Saludos Delfina.