jueves, 19 de marzo de 2020

Calma, higiene y poca vida social



Cuando empecé a oír hablar sobre el coronavirus pensé que China estaba muy lejos y que esa situación no nos podía afectar. Quizás en las relaciones y transacciones económicas sí, pero no a nivel social, físico, sanitario y emocional. Ahora, en este preciso momento, ponernos a discutir si se tomaron o no las medidas adecuadas para que este virus no penetrara y se expandiera por nuestro territorio de poco nos sirven. Está campando a sus anchas por Europa y por el resto del mundo, y para malgastar energías no estamos.

Desde hace semanas nos están bombardeando desde muchos frentes con toda clase de informaciones, confabulaciones, predicciones y supuestos que en la mayoría de los casos nos está provocando mucho miedo, angustia, ansiedad, desconfianza y alarmismo. O dejamos de hacer caso y de compartir por redes sociales todo aquello que no provenga de una fuente oficial, es decir, de los que realmente entienden de la materia, de nuestro sistema sanitario, nuestros médicos, científicos e investigadores o vamos a terminar, como ya está sucediendo, comportándonos masivamente de forma irracional, inadecuada y contraproducente.

Por favor vamos a calmarnos todos, no nos dejemos llevar por la histeria, porque nuestros expertos sanitarios nos están diciendo que aunque resulta muy contagioso el 85% de las personas que lleguen a padecerlo simplemente pasarán unos días un poco pachuchos en casa, más o menos como si de una gripe se tratara.  Es verdad que en algunos casos si se precisará de un ingreso hospitalario, pero aun así la mayoría lo superará sin grandes complicaciones.

Quienes sí pueden tener problemas muy serios, y morir, no nos lo están ocultando, son las personas de mayor edad, nuestros abuelitos, y todos aquellos que padecen distintas enfermedades o afecciones crónicas. Por eso precisamente para proteger a los más vulnerables, resulta vital, urgente, parar la cadena de contagios. Y como ya hemos podido comprobar con los chinos la forma más rápida de hacerlo es aislarse socialmente, porque el virus se pasa de una a otra persona.

Por favor seamos sensatos, solidarios, responsables y afrontemos esto de una vez con cordura, orden, tranquilidad, calma y paciencia. No permitamos que el miedo, el pánico, se apodere de nosotros. Contamos con información suficiente para hacer lo posible para prevenir contagiarnos, podemos consultar cuantas dudas se nos presenten. Obedezcamos, salgamos solo de casa para lo realmente necesario. Vamos a confiar en nuestro sistema sanitario, tenemos que ayudarles, apoyarles, liberarles de una sobrecarga, de un colapso, para que consigan que este virus se lleve por delante a la menor cantidad de personas posibles.

Por tus padres, por los míos, nuestros abuelos, tíos, suegros, familiares y amigos cuya salud es más delicada, más endeble que la tuya o la mía, dejemos de comportarnos como imbéciles, seamos solidarios, caminemos unidos para que esta pesadilla que tantas repercusiones económicas nos va a dejar acabe cuanto antes.

Cuídate y cuida de los tuyos. Hagamos uso de nuestro maravilloso humor e ingenio, de nuestra creatividad. Tenemos muchos recursos, opciones e ideas para hacer llevadero nuestro confinamiento en casa. Vivimos una situación nueva, excepcional y temporal. La vida nos está dando una gran lección en muchos sentidos.

Unidos somos mucho más fuertes de lo que imaginamos. Vamos a poder con esto y con más. Tenemos la ocasión de comportarnos como seres humanos extraordinarios o vulgares y mezquinos. Tú, qué eliges.

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