domingo, 17 de marzo de 2013

¿Todo es difundible?





No conozco a Alejandra Sandoval. En mi opinión se merece y me apetece mucho lanzarle un ¡ole y olé! a esta salmantina, que denunció unas ilustraciones en Facebook que explicaban cómo matar a una persona mediante lapidación. Una práctica de ejecución, que consiste en arrojar piedras a un ser humano hasta provocarle la muerte. La condena de lapidación, que se impone tanto a hombres como a mujeres por adulterio, pero que se ensaña más con las segundas, se sospecha que se sigue aplicando, con gran secretismo, en países como Irán, Pakistán, Sudán, Yemen y los Emiratos Árabes Unidos y en 12 Estados de mayoría musulmana del norte de Nigeria.
Defiendo, promuevo y hago uso de las redes sociales. Pero me ha causado bastante desconcierto que Facebook se negará durante 21 días a retirar estas ilustraciones al “no contravenir” sus normas sobre violencia gráfica, y pese a haber recibido otras denuncias de varios usuarios. Cuando finalmente deciden eliminar estas viñetas, lo hacen argumentando que “infringen sus normas de propiedad intelectual” ya que provenían de un reportaje sobre ejecuciones en Irán, publicado en un diario canadiense.
Es decir, ahora resulta que es más grave, problemático y denunciable llevar a cabo un copyright, que mostrar y difundir un gráfico dónde, paso a paso, se explica e incita a provocarle la muerte a una persona de una manera tan cruel y espantosa.
Y yo me pregunto ¿Estamos locos, o qué?
¿Todo es válido? ¿Se puede difundir en medios de comunicación y redes sociales cualquier cosa? Intento evitar echarle más leña al fuego y no dar ideas, pero bajo estas premisas también se podrían publicar cuestiones como por ejemplo: cómo maltratar físicamente sin dejar marcas, las artimañas y trucos que usan las anoréxicas para no ingerir alimentos, como provocar y llevar a cabo un aborto en el mismo domicilio, o una guía práctica para cometer violaciones y abusos sexuales sin dejar huellas.
Hemos llegado a un punto que con tal de evitar que nos tachen de moralistas, censores o racistas aquí cada uno campa a sus anchas. Libertad de expresión siempre. Sin la más mínima duda posible. Pero de algún modo habrá que establecer una línea entre lo que conviene o no difundir.
Nos estamos inmunizando ante el dolor ajeno. Deshumanizándonos un poco más.
Y no, no deberíamos acostumbrarnos a esto porque detrás de esas viñetas, de lo que representan, de cada hecho dramático hay un ser humano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario