lunes, 19 de agosto de 2013

Un error inadmisible




Errare humanum est pero algunos errores, como indultar a un preso de nacionalidad española condenado a 30 años de prisión en Marruecos por delitos de pederastia, son de tal calibre que cuestan de asimilar y no se deberían olvidar o posponer tan rápidamente. Ya sé que la vida y repercusión de una noticia es muy breve. Y que lamentablemente, digan lo que digan, mucho depende de los intereses de unos y otros para que se le dé carpetazo y pase pronto a un segundo plano. El próximo 29 de agosto Daniel Galván Viña, que ha destrozado la vida, en principio, a 11 menores de edades comprendidas desde los 4 a los 15 años, declarará ante el Juzgado de Torrevieja (Alicante) por un presunto abuso sexual en 2004 a una niña que en la actualidad todavía sigue siendo menor de edad. Me pregunto, y supongo que sí, que los medios de comunicación cubrirán y seguirán esta noticia. No deberían hacerlo por posibles demagogias o intereses políticos o diplomáticos sino por respeto a las víctimas, y a la sociedad en general. Porque el asunto a mí entender es bastante grave. Tan grave como que un pederasta podría haber quedado libre, por una serie de errores y descoordinaciones entre los ministerios de justicia español y marroquí, que jamás debieron producirse, si no hubiera sido por la rápida intervención policial española. A mí no me consuela que hayan suspendido de empleo y sueldo, o sancionado, destituido o aplicado cualquier otra medida a los responsables de todo esto. No es suficiente. Yo lo que quiero saber es cómo van a resolver este desaguisado. Y sobre todo qué medidas van a tomar para que esto no vuelva a suceder en la vida. Imagino que jamás sabremos quién tendría interés de incluir en la lista de reos indultados a este sujeto. Cualquiera con un poco de sentido común hubiera detectado que el pederasta no se merecía esta medida de gracia. Que se estaba produciendo una grave negligencia. Ahora hemos sabido que como puede hacer cualquier preso español en Marruecos, el sujeto había solicitado ser transferido a una cárcel española. Pero es que por la magnitud de los delitos cometidos ni siquiera debían haberle incluido en esta lista. Cuando existen otros muchos presos españoles que también han pedido esto y cuyos delitos son mucho menores ¿Por qué este trato de favor? Cuando leí que el rey de Marruecos revocaba el indulto otorgado, tras la oleada de protestas porque la pedofilia allí es un tema muy sensible desde hace años –porque hay conciencia de que existe un turismo sexual del que son víctimas los niños– me pregunté por qué no extraditaban a este sujeto de inmediato para que continuara cumpliendo su condena en la prisión dónde estaba. Hubiera sido lo más lógico. Pero resulta que no pueden extraditarlo porque es ciudadano español. Deduzco que cumplirá por tanto su condena en una prisión española, que comparadas con las marroquíes deben de ser de primera categoría. Esto no es justo. Habría que revisar convenios y acuerdos entre los distintos países, para que las leyes sean iguales para todos. Cada vez que leo noticias sobre pedofilia siempre recuerdo lo que señalan los expertos, “todo abuso sexual aunque sea sin violencia física, tiene una alta probabilidad de producir daños en el desarrollo y la salud del menor agredido, que incluso puede expresarse en edades posteriores, y ser de difícil tratamiento”. Cuando se olvide lo acontecido qué será de estos menores. Quién nos asegura que recibirán el apoyo y ayuda necesaria para superar esta experiencia tan horrenda.
Además de perseguir, detener y castigar a los pederastas conforme a la ley, no debemos olvidar que tenemos que proteger a nuestros niños, en especial a los más vulnerables y débiles por carecer de un entorno familiar en el que se sientan atendidos y queridos. Y la mejor estrategia es una buena comunicación con ellos, para poder detectar cualquier cambio repentino en su comportamiento, que nos pudieran hacer sospechar de un posible caso de abuso sexual.

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