lunes, 8 de agosto de 2016

“Las chicas de campo” de Edna O’Brien


He disfrutado muchísimo conviviendo durante unos días con Caithleen y Baba. Dos niñas irlandesas, de los años 50, a las que he visto crecer y convertirse en mujeres.
De buena gana hubiera seguido leyendo y leyendo. Me he quedado con la incógnita de saber cómo pudo transcurrir su vida de adultas.

Esta novela de Edna O’Brien fue un escándalo en su país. El párroco de su aldea quemó tres ejemplares en la plaza pública. O’Brien se enfrentó a una persecución en toda regla, señalada por todos sus paisanos como enemiga de Irlanda y una escritora escandalosa. “En Irlanda había una censura terrible, todo era malo. Los católicos irlandeses han sido tremendos. Peores que los italianos, españoles o portugueses. El catolicismo lo impregnaba todo, y lo censuraba todo. En la Irlanda de entonces, todo era pecado. Había una vigilancia constante. El cuerpo era para ellos, y eso incluye a mi madre, una ocasión de pecado. La influencia de los padres era enorme, aunque se estuviera en desacuerdo con ellos”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario