lunes, 17 de septiembre de 2018

Por un horario que dé vida




Dentro de unas semanas, el 28 de octubre, como llevamos haciendo toda la vida manipularemos las agujas de nuestros relojes para realizar el cambio al horario de invierno. Esta costumbre implantada durante la I Guerra Mundial, porque pensaban que así se ahorraba energía, va a desaparecer en cuanto los países de la Unión Europea sean capaces de acordar y decidir adoptar de forma permanente el horario de verano o de invierno.
Seguro que a muchos de ustedes ya les han animado a posicionarse a favor o en contra de dichos horarios. Explicaciones, argumentos y opiniones sobre la cuestión, de lo más variopinto, circulan por doquier. Desconozco cuál de las dos opciones nos resultará más saludable, práctica y beneficiosa. Pero si estoy convencidísima de que mientras nuestros horarios laborales no sean como los europeos una gran mayoría de personas seguirán sin vida personal satisfactoria, sin conciliación y bastante estresados y amargados, en especial, las mujeres.
Llevamos años escuchando y estudios existen que lo demuestran que los países escandinavos se caracterizan por ser Estados del bienestar, es decir, han logrado la conciliación laboral y familiar, un reparto equitativo de tareas entre géneros, la protección a la infancia etc. Vamos lo que en España sigue siendo un sueño, una ilusión, una quimera o un capricho. Porque al parecer hablar en este país de flexibilidad, jornada intensiva y conciliación se entiende por no querer trabajar. Cuando curiosamente se ha demostrado que los españoles pasando más horas en sus puestos de trabajo que muchos europeos son menos productivos. Y por supuesto seguro que menos felices.
Cuando se habla de conciliación parece que siempre se une esta cuestión a tener hijos. Evidentemente los hijos necesitan la presencia, atención y dedicación de los padres, al menos de uno de ellos, para cubrir y desarrollar sus necesidades afectivas y sociales, para crecer sanos y felices. Pero todo el mundo de uno u otro género y edad, sea o no padre, necesita conciliar. Conciliar significa poder compatibilizar tu vida laboral con tu vida personal. Tener tiempo para vivir más allá del trabajo. Y vivir además de implicarte al 100% en tu trabajo y dar cada día lo mejor de ti es también tener tiempo libre para realizar gestiones personales, hacer ejercicio, practicar un deporte, pasear, estudiar, leer, visitar y atender a la familia, hacer cosas en pareja, desarrollar hobbies, quedar con los amigos, dormir más etc.
No entiendo por qué en España nunca ha existido ni existe actualmente la voluntad por parte de todos los sectores, tanto administración, instituciones y empresas para copiar los modelos y políticas sociales (horarios laborales y escolares que coinciden, jornadas intensivas, sistema laboral muy regulado, protección social, ayudas estatales, etc.) que por ejemplo si aplican Suecia y Finlandia, países que ocupan los primeros puestos en el índice de productividad, que destacan por sus modelos económicos y su situación respecto a Europa.
Qué pena que los que deben y pueden cambiar las cosas no sean capaces de vislumbrar que las sociedades con mayor igualdad y estado de bienestar, con tiempo para vivir, son más eficientes, felices, sanos y confían más unos en otros.
Pues nada en España seguiremos igual que siempre, con trabajadores estresados y desmotivados, con baja productividad, con mayor siniestralidad laboral, con menores desatendidos, familias desestructuradas, bajo índice de natalidad, mayor población anciana y sola, etc.

2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo,de hecho hace unos años yo también escribí n trabajo para clase y trataba el mismo tema.
    Felicidades, y ya es hora de que vuelvas a la acción.
    Un beso

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  2. Me ha gustado tanto tu artículo que lo he colgado en Facebook. Enhorabuena

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