Es la primera vez que leo una novela de Inger Frimansson. A la autora, al parecer, la reconocen como uno de los grandes nombres europeos del suspense psicológico. A mí la novela no me ha gustado demasiado. Quizás no era el mejor momento de leerla, de entrar en la dura, desgraciada y complicada vida del personaje principal, Justine Dalvik.
Sipnosis
Hay algo perturbador en la mirada de Justine Dalvik, algo que delata cierto desequilibrio mental. En su hogar, situado junto a un lago a las afueras de una pequeña población sueca, Justine vive obsesionada por una idea: su vida habría sido mucho mejor de no ser por la nefasta influencia que, en su infancia, tuvieron una serie de personas.
Su madre
murió joven y el padre decidió al poco casarse con Flora, una mujer severa que
jamás se esforzó por comprenderla. En la escuela, las cosas no fueron más
fáciles: sus crueles compañeros le hicieron la vida imposible. Entonces no había
nadie que la entendiera; ahora, tampoco parce tener más suerte.
Sin embargo, recluida en su casa con un pájaro por toda compañía, Justine es
feliz. Todo va por buen camino: ahora se siente una mujer fuerte, dispuesta a
dejar atrás el pasado, a ser implacable con todos aquellos que tan injustamente
la trataron.
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