La novela resulta muy entretenida y adictiva, te engancha desde las primeras páginas. La autora alemana, Anne Jacobs, nos seduce con una historia ambientada en la ciudad de Augsburgo a principios del siglo XX. Nos traslada a la mansión de una familia adinerada, los Melzer, propietarios de una fábrica de telas. Los Melzer representan a una nueva clase social que surgió tras la Revolución Industrial, los llamados nuevos ricos. Su riqueza y posición, sus lujos y privilegios, los consiguieron por su labor como comerciantes e industriales, no por herencia, por títulos nobiliarios.
Sin lugar a duda la novela nos recuerda muchísimo a series como Downton Abbey. La propia autora señaló en su momento que al escribirla pensaba en esta serie británica. “La gente me hablaba de ella y me puse a verla. De ahí surge la ida: la diferencia entre los señores de la casa y el servicio. A mí lo que me encanta de esta historia es que los que están abajo, a pesar de todo, son conscientes de su valía y no se consideran una especie de casta en la que iban a quedarse toda la vida. Sabían que existía una jerarquía que les permitía pasar de un estatus a otro”.
Anne Jacobs nos va dando a conocer la vida de los señores y de la servidumbre. Se abordan muchos temas como la diferencia de clases, las duras condiciones de trabajo de los empleados en las fábricas, el abuso de poder, el machismo de la época, el amor, la amistad.
Uno de los personajes que sin duda te enamora desde el principio, por su fuerza y valentía, es el de Marie. Una de las muchas chiquillas salidas del orfanato de la ciudad, que irá descubriendo a la vez que el lector cosas de su pasado, su niñez, de sus padres. Su llegada a la mansión de los Melzer cambiará por completo su vida.
Aunque he disfrutado
mucho con esta novela, por supuesto que la recomiendo, de momento no voy a
seguir leyendo los siguientes cuatro libros de esta saga.Tampoco aseguro no hacerlo más adelante.
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