lunes, 22 de abril de 2013

¿Por qué leer?






Dos gigantes de la literatura Miguel de Cervantes y Willian Shakespeare  fallecieron, respectivamente, el 22 y el 23 de abril de 1616.
Por ello se decidió celebrar el 23 de abril el Día Internacional del Libro. Con el propósito de fomentar la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual por medio del derecho de autor. Dicen que los primeros que leyeron con avidez fueron los griegos. Y los romanos quienes acuñaron el “nulla dies sine línea” (ni un día sin leer una línea) Quizás les parezca exagerado, pero creo que si me prohibieran leer y escribir enloquecería.

Mi pasión por los libros surgió desde pequeña. Quizás lo heredé de mi abuelo materno, que adoraba leer y escribir poesía. De niña muy a menudo estaba con anginas. Y el médico a pesar de mis ruegos y lloros, siempre me recetaba inyecciones. Acudir con mi madre al practicante al salir del colegio, durante toda una semana, resultaba traumático. Un castigo.
En una ocasión a los cinco años, cuenta mi progenitora que la puse en gran aprieto. Al preguntarle al señor practicante, ya entradito en años, si tenía previsto morirse a corto plazo. Cuando por fin acababa el calvario de las dichosas inyecciones, mi madre me llevaba a la librería del barrio y me compraba el cuento que yo escogía. Después una profesora, una monja, siguió introduciéndome en el apasionante mundo de la literatura. Y me ayudó a mejorar mis relatos. Leí tantas vidas de santos, entre otras lecturas, que soñaba con viajar a Sudamérica o África y convertirme en misionera.
No podría negarles que mis mejores regalos siempre han sido los libros. Y una máquina Olivetti. Cuantas redacciones y comentarios literarios, bajo un módico precio, realicé para mis compañeros de clase con ella.

A los que leen este post no tengo que convencerles. Pero son tantos los que todavía no han sucumbido al emocionante y maravilloso mundo de la lectura.
No seré yo tan atrevida en aportarles razones, pero sí los que a continuación nombro, que podrían ser muchos más.

Dijo Cicerón que “a hablar no se aprende hablando sino leyendo”.

Defiende Stanislas Dehaene que “la actividad de leer, que el cerebro lleva a cabo con tanta naturalidad, tiene repercusiones en el desarrollo intelectual. La capacidad lectora modifica el cerebro”.

Comenta Nicholas Carr que “Aunque la lectura sea un proceso forzado, la mente recrea cada palabra activando numerosas vibraciones intelectuales”.

Ha demostrado Alexandre Castro-Caldas que “hay más materia gris en la cabeza de una persona lectora y más neuronas en los cerebros que leen”.

Asegura Martínez-Lage que “para disponer de una buena reserva cognitiva es importante tener una vida intelectualmente activa. Quienes se mantienen mentalmente en forma a lo largo de su vida, corren menos riesgos de padecer Alzheimer, Parkinson o enfermedades cardiovasculares”.

“La lectura ayuda a mejorar algunas habilidades sociales, como la empatía. Un ávido lector aprende rápido a identificarse con los personajes de las historias que lee. Está más dispuesto a abrirse a otras vidas. La lectura es el único instrumento que tiene el cerebro para progresar. Ejercitar la mente mediante la lectura favorece la concentración” sostiene  Emili Teixidor.

Y concluyo con Ángel Gabilondo que defiende que “las personas lectoras desarrollan más sus habilidades comunicativas. Al enriquecer el vocabulario y mejorar la sintaxis y la gramática; aprendemos a hablar adecuada y justamente. No hay que refugiarse en la lectura, sino emplear su capacidad de modificar el estado de las cosas. Hay que utilizar el poder de la lectura para transformar la sociedad”.

Sí ustedes disfrutan leyendo, estimulen y animen a los que tienen a su alrededor. Es mucho lo que se pierden. Ganaran en salud, optimismo, creatividad y felicidad.




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