viernes, 17 de enero de 2014

Lucía, una valencianita de 12 años, necesita ayuda. Urgente.


Decenas de palabras me dicta el corazón. La mente clasifica, selecciona y ordena. 
El reto consiste en contar lo esencial en poco espacio, con la única intención de llegar a muchos. Sobre todo a los que tienen la capacidad económica y política, para ayudar a una personita que está viviendo algo, que ni ella ni otros muchos merecen.
Cuando nos hablan de las llamadas enfermedades “raras” creo que la mayoría de nosotros apenas presta atención. En el fondo imagino que nos cuesta asimilar, y hacernos una idea de lo que algo así puede suponer para toda una familia.
En mi caso, desde ahora, les aseguro que les voy a prestar mucha más atención. Porque he conocido a Lucía, una encantadora valencianita de doce años que está sufriendo mucho. Lo peor es que el tiempo corre en su contra. Y sí no se actúa rápido el tema les aseguro que pinta muy feo.
A Lucía le han diagnosticado una Distrofia Simpática. Desde hace un año y medio no puede doblar la rodilla de su pierna derecha, que está envarada y torsionada. Sufre dolores muy fuertes desde la cadera hasta la punta de los dedos del pie. No se la puede apenas tocar para intentar aliviar su sufrimiento.
Los médicos no saben por qué se produce ni cómo tratar esta enfermedad, supuestamente incurable. Un equipo de neurólogos y otros especialistas del Hospital de la Fe de Valencia, organizaron una convención médica con más de veinte profesionales, para que vieran a la pequeña. Habían leído sobre la enfermedad, pero nunca habían visto a un paciente y menos a un niño con semejante patología.
Nos ha contado Mercedes Roncero, su madre, que en uno de los hospitales donde fue tratada le administraron calmantes tan fuertes, para intentar quitarle el dolor, que llegó a sufrir alucinaciones. En otro hospital le dieron una sobredosis de Baclofeno, lo que le causó una parálisis en la vejiga urinaria además de otros efectos secundarios graves.
“Estamos desesperados. A nuestra hija le han hecho todo tipo de pruebas sin obtener resultados positivos. En estos momentos está medicada con Gabapentina, Triptizol y Baclofeno. Las cosas no van bien. Estoy muy preocupada y asustada. Porque el mal empieza a pasársele a la otra pierna. Hoy mismo el médico que la trata me ha dicho que empieza a perder los reflejos, y eso es muy mala señal”.
A Lucía la están tratando ahora en el Hospital General de Castellón.
Investigando su madre por Internet sobre esta enfermedad, consiguió contactar con una anestesista de Florida (EE.UU) llamada Evangelina. Le habló de una niña inglesa, Zoe Pearson, con la misma enfermedad que su hija.
En cinco años la enfermedad progresó y fue pasando de una pierna a otra. Después a la columna dejándola postrada en una cama sin poder moverse durante ocho años. Pero Zoe se curó con sesiones de oxígeno puro en una Cámara Hiperbárica, y con muchas horas de rehabilitación.
El doctor Manuel Salvador, Jefe de la Unidad de Terapia Hiperbárica de Castellón, en cuanto vio a Lucía no dudó en ayudarla. Le están administrando sesiones de dos horas diarias a la niña en dicha unidad. Pero necesitaría pasar muchas más horas dentro de la Cámara Hiperbárica, que comparte con otras 12 personas con infecciones y afecciones de todo tipo. Lo que supone un riesgo añadido para ella. La Seguridad Social sólo cubre un mínimo de sesiones que pronto llegarán a su fin. 
Trasladar a Lucía desde Valencia a Castellón se convierte en toda una odisea, porque cualquier roce y movimiento le causa dolor. Sufre mucho durante el viaje.
La familia de esta niña está luchando por conseguir una Cámara Hiperbárica para Valencia, que la beneficiaría a ella y a muchas otras personas.
Señala Mercedes Roncero, la  mama de Lucía, que hace un par de meses “un intenso dolor afectó a mi hija desde el sacro hasta el cuello, y quedó enrollada como una ancianita. Me llamaba de madrugada porque sentía frío, y no era capaz de cubrirse ella misma con el edredón”.
Pues ya conocen a Lucía. Muchos detalles quedaron por contar.
Les aseguro que para Mercedes Roncero, fue muy duro y difícil tomar la decisión de compartir, y hacer público lo que le estaba sucediendo a su hija.
Sí alguien, de una u otra forma, puede ayudarles háganlo.
Pero, por favor, no tarden mucho tiempo en decidirse.
 


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