Compañías como Silicon Valley para atraer, mantener el talento femenino y como medida de apoyo a la maternidad y la conciliación familiar, han decidido cubrir los gastos de la congelación de óvulos a las empleadas que lo soliciten. Desconozco cómo han reaccionado ustedes al conocer esta noticia. Yo sentí y siento gran curiosidad por saber qué entienden ellos por conciliación. Quizás posponer la maternidad hasta la jubilación. Para ellos ¿cuándo deja una mujer de ser productiva y rentable? Cuándo proponen por tanto que sean madres, si resulta que la edad más fértil y recomendable para procrear coincide con el periodo más productivo de sus carreras profesionales.
Otras empresas con
capital más limitado recurren a diversas argucias para incitar a que sus
empleadas pospongan, eviten o directamente
se marchen de la empresa si deciden ser madres. De esta desagradable e injusta
situación, que mucho me temo surge en más ocasiones de las que nos imaginamos y
se denuncian, les podría dar una conferencia una mujercita que conozco. A
cuadros se quedó cuando pasó de ser felicitada y valorada por sus superiores, a
ser penalizada y castigada con cambio de puesto de trabajo, tras dar a conocer
su embarazo.
Les pongo en
situación. Imaginen a una mujer a cargo de una de las tiendas de una cadena de
artículos para el hogar, con obligaciones varias. Atender al público, gestionar
pedidos y devoluciones, reponer y reubicar el género, cuadrar la caja, mantener
las instalaciones limpias… Todo funciona divinamente, buenas ventas y estable clientela.
Y de momento sin argumentos sólidos y coherentes ni explicación alguna, días después
de comunicar su próxima maternidad le indican que deja su puesto de trabajo para
entrar en un turno rotatorio. Es decir, en adelante le tocará ir de tienda en
tienda, por horas, por días, según las necesidades que se presenten. Vamos lo
más recomendable e ideal para su nueva situación.
¿Qué les sugiere
que pretenden conseguir o provocar con este cambio? Evidentemente nadie les
pide un trato de favor por su nuevo estado, pero tampoco que le coloquen una
zancadilla por ver si tropieza y decide marcharse. Y así pues hasta se ahorran
la indemnización por despido, e incluso la mala imagen por andar despidiendo a
las empleadas que se quedan embarazadas.
Informaba recientemente
el Comité Español de UNICEF que dentro de diez años España tendrá un millón
menos de niños que ahora. Avisan desde diferentes frentes, que a la vuelta de
unos años nuestra sociedad estará conformada por mayores de 70 años, sin relevo
generacional.
Derechitos caminamos
hacia un colapso social y económico. ¿Qué sociedad están estamos diseñando?
¿Será sostenible? Los que hoy no quieren o no se plantean tener hijos por la
inseguridad de sus puestos de trabajo, los bajos salarios y las facilidades
para que el empresario les despida si así le conviene, mañana serán un
colectivo vulnerable en manos de un Estado que no podrá darles una mínima
pensión, ni los cuidados que requieran.
Los niños son y
serán siempre un bien clave en la evolución y la sostenibilidad de cualquier sociedad.
No deberíamos prescindir de este tesoro. Sin embargo no se está apostando e
invirtiendo en ellos lo suficiente. Ni se ayuda ni facilita a las mujeres que
tengan hijos, sin tener que renunciar a sus expectativas y posibilidades
profesionales y personales. Seguro que algún día lamentaremos y pagaremos por
los errores, desigualdades y desequilibrios que ahora estamos cometiendo y
provocando.
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