jueves, 18 de febrero de 2016

“Claves para vivir en familia hoy”



Anoche Ramón Berenguer, mediador familiar, impartió la charla titulada “Claves para vivir en familia hoy”. Durante algo más de una hora Berenguer habló de los recursos y habilidades que necesitamos conocer, para afrontar las dificultades que surgen en la familia en la vida diaria. La actividad organizada por Amites Yecla, O.N.G aportó mucho contenido sobre el que reflexionar.

“Según datos del INE de 2014 un 63% de parejas se divorcian en nuestro país. El matrimonio dura unos 15,8 años y la edad crítica abarca de los 40 y los 49 años. España es el cuarto país de Europa en divorcios”. 

“En cualquier relación de pareja, de amigos, de hijos, un 80% de la persona  nos gusta y un 20% no nos agrada tanto”.

“A veces nos puede nuestra vena perfeccionista y solo nos fijamos en los errores. En cualquier tipo de relación hay que restarle importancia a los fallos, porque todos los cometemos. Es bueno centrarse en lo positivo, en lo que sí nos gusta”.

“Hay mucha diferencia entre hacer una crítica  y una queja. Una queja consiste en puntualizar un acto concreto, algo específico de mi pareja que me ha disgustado o molestado. Quejarse es sano y positivo”.

“Una crítica es cuando decimos a toda la persona, no. Cuando atacamos a la persona al completo y gratuitamente”.

“Cuando se le pregunta a John Gottaman, un psicólogo que lleva 20 años estudiando las relaciones de pareja, sobre lo que mina un relación nos habla de los cuatro jinetes del Apocalipsis. Las críticas, el desprecio, estar a la defensiva y una actitud evasiva”.

“La base de una buena relación de pareja consiste en mantener un deseo sincero de conocer a tu pareja. Y de alabar y valorar sus aciertos diarios”.

“Murray Bowen, uno de los pioneros de la terapia familiar, hizo un experimento y comprobó que cuando los padres estaban en buena sintonía, el hijo con problemas mejoraba, e incluso aceptaba bien normas y castigo”.

“Los niños viven muy mal que sus padres se peleen. Si existe distorsión entre la pareja y te vuelcas sobre tu hijo, el niño empeora. Sustituir el afecto y la atención de la pareja por el del hijo no suele funcionar. Cuando una pareja se lleva bien incluso surgen menos celos entre hermanos”.

“La gente me pregunta si por los hijos es mejor separarse o no. Permanecer en casa aparentando ser una pareja feliz, pero con malas caras y discusiones les hace a los niños pasarlo francamente mal. Si me separo de mutuo acuerdo y con respeto hacia mi pareja eso beneficia a los hijos. Los niños tienen facilidad para adaptarse a todo”.

“Pero si me separo y la guerra sigue igual, si usamos a los niños como moneda de cambio, no arreglamos nada. Estaríamos igual que juntos. Los hijos necesitan ver que sus padres se respetan”.

“Antes los padres eran autoritarios, imponían normas a rajatabla. No se les cuestionaba. Imperaba el porqué lo digo yo”.

“Ahora hay muchos padres permisivos. Quieren educar con mucho cariño. Sin normas ni exigencias ni castigos, para que no se les traumatice el niño. Hay muchas madres de niños de infantil que llegan al colegio diciendo a la maestra: no puedo con él”.

“El problema ahora es que algunos hijos gritan, amenazan y pegan a los padres. La Comunidad Valenciana es líder en denuncias de padres a hijos”.

“También están surgiendo ahora padres pasivos e indiferentes. Les dejan hacer a los niños lo que les viene en gana. Les plantan frente a la televisión y que se distraigan solos. Que se eduquen solos”.

“Los padres tienen  que ser asertivos. Tienen que educar con afecto, cariño, apoyo y comunicación. Hay que escuchar mucho a los hijos, ser sensibles a lo que necesitan y darles un tiempo de calidad. Hay que poner a los niños normas y límites. Control y exigencias valorando el esfuerzo. Eso también es querer a los hijos”.

“Hay que equilibrar la balanza de afecto y exigencias. Que se desequilibre hacia el afecto no es bueno”.

“Para educar bien, los padres tienen que mantener siempre un buen nivel de autoestima que les permita relacionarse con los demás. Uno tiene que  encontrarse bien consigo mismo. Hay que relacionarse de igual a igual con los demás, sin ser más ni menos que nadie. Iguales en dignidad, derechos, en todo. Tenemos que conocer nuestras debilidades y fortalezas, y estar seguro de sí mismo”.

“Hay que educar a los hijos con amor sincero y siendo un ejemplo de pareja feliz. Hay que dedicar tiempo de calidad a cada hijo y a la familia al completo”.

“Hay que educar en la frustración. Y en la austeridad aunque tengas abundancia. Hay que darles a los niños responsabilidades dentro de casa desde pequeños. Y no evitarles las dificultades de la vida. Hay que enseñarles a aceptarlas y a superarlas”.

 “No hay que ocultar o pasar por alto las faltas de los hijos. Desde bien pequeños tienen que aprender a asumir las consecuencias de sus actos. A responsabilizarse de sus acciones”.

“Hay que aceptar al hijo que tenemos, no al que nos gustaría. Valorando el esfuerzo y no el resultado. No dando tanta importancia al fracaso o al éxito”.

“Antes en mis tiempos los objetivos estaban muy claros y todos sabíamos lo que teníamos que hacer. Ahora muchos jóvenes están carentes de objetivos, de motivación y muchas veces los padres no sabemos cómo orientarles”.

“Hay que enseñar valores a los hijos en casa, y que los vivan, dándoles siempre buen ejemplo”.









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