La novela de Matt Haig resulta fácil de leer y entretenida. Y en determinados momentos invita a la reflexión, transmite un mensaje positivo. Fue mi hija quien me sugirió leerla, llegó a sus manos en forma de regalo. Un obsequio muy acertado.
La protagonista de la historia, Nora Seed, se siente fracasada, vacía e infeliz. Piensa que su existencia no aporta nada a nadie. Cuando decide acabar con todo aparece en un universo paralelo, en una extraña biblioteca donde los libros son portales a otras existencias. Nora irá probando distintas vidas, versiones de sí misma, podrá deshacer cualquier error cometido y ser cualquier cosa que desee hasta encontrar alguna vida en la que se sienta al fin una persona plena y feliz.
Un curioso personaje, la bibliotecaria, irá guiando y ayudando a Nora a cambiar el concepto de sí misma.
“Puedes tenerlo todo y no sentir nada”.“La bondad y el cariño son fuerzas poderosas”.
“Todos tenemos siempre opciones, Nora”.“Creo que tu problema era el miedo a la vida”.
“Alegra esa cara. Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas”.
“No infravalores nunca la gran importancia de las cosas pequeñas”.
“Qué curioso, caviló para sí. La vida te da una perspectiva radicalmente nueva de las cosas si esperas el tiempo necesario”.
“No tienes que entender la vida. Tienes que vivirla”.
“Nora no sentía ya que debiese servir a los sueños de otras personas”.
“No importa qué estés mirando, importa lo que ves”.
“Querer es una palabra muy curiosa. Querer implica carencia. A veces, si llenamos esa carencia con alguna cosa, el deseo original desaparece por completo. Quizás el problema no es lo que quiere, sino aquello de lo que careces”.
“Aceptaría la cara oscura de la vida de una manera nueva; no como un fracaso, sino como parte de una totalidad, como algo que daba relieve al resto de las cosas, que las hacía crecer, ser. La ceniza sobre el suelo”.

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