En esta novela Isabel Allende indaga en lo más hondo de las vidas de sus seres más queridos. Con esta novela me he sentido más cercana a la autora. Nos abre las puertas de su casa y de su corazón. Como casi todo lo que ha escrito, hasta ahora, me ha gustado mucho. Ahora sí puedo decir que conozco a toda su familia. Esta autora tiene un lenguaje y un encanto que cautiva, que te atrapa e invita a leer y leer. A querer saber más de ella y de los suyos. Vamos que me encantaría tomar un té con ella y su nuera y con su club de amigas. Te habla de momentos muy duros y a la vez te hace sonreír con sus expresiones y comentarios. Creo que Isabel ante todo es muy humana, buena gente. Una persona sencilla y honesta. Que ha tenido que afrontar lo más duro que le puede suceder a una madre, la pérdida de una hija.
Lo que me ha llamado mucho la atención, es ver como Isabel Allende siempre se las ha ido ingeniando para mantener a toda su familia, “su tribu” dice ella, a su lado. Tantas y tantas cosas que han ido compartiendo. Y como en vez de separarse al revés se han ido uniendo, ayudando y conociendo y aceptando los unos a los otros. Es admirable el valor que le ha dado siempre a su familia. Toda una lección, para imitar.
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