Ya tenemos libres,
en la calle, a tres etarras y a un violador tras el pronunciamiento del
Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) de Estrasburgo sobre la doctrina
Parot. Parece que esto señores no ha hecho más que comenzar. ¿Será posible que
atónicos, irritados y preocupados, tengamos que encajar que en torno a un
centenar de criminales, nada de pequeños delincuentes, sino un buen lote de
sádicos, reincidentes y peligrosos sujetos,
¡vamos lo mejor de cada casa! sean
excarcelados quedando en libertad en próximas fechas. Habiendo cumplido, en
algunos casos, apenas un año de condena por cada víctima o muerto a sus
espaldas? Por si no fuera suficiente con la más que probable masiva redención
de condenas, perpleja me quedo al saber que este grupo de indeseables además
podrían pretender recibir indemnizaciones por “daños morales”.
Hace
días despotricaba una buena amiga contra el Tribunal Europeo de Estrasburgo ¡De
Derechos Humanos! exclamaba muy indignada. El problema, le comenté, radica en
que los políticos españoles mantuvieron durante 22 años el Código Penal sin
modificarlo, sin adaptarlo a las nuevas circunstancias, aplazando su solución
hasta 1995. Cuando tocaba hacerlo,
tanto unos como otros, de distinto signo e ideología política, lo pospusieron.
Todos ellos fueron incapaces de prever lo que podía ocurrir. Pese a las
sucesivas reformas, no se acometieron las necesarias para que el cumplimiento
efectivo de las penas por los delitos más graves, no se vieran mermadas gracias
a las holgadas previsiones del sistema de redención, que tanto han abaratado
las condenas. Ahora vamos a pagar caro esa
falta de previsión y dejadez por parte
de nuestro sistema político, que hacen las cosas mal y tarde, con parches y
remiendos a los que lamentablemente estamos tan acostumbrados en España.
Superado
el estado de “shock” en el que imagino entramos la mayoría de nosotros al
conocer el fallo de la corte internacional, quiero pensar que “no todo está
perdido” y que nuestros magistrados están analizando la sentencia de
Estrasburgo. Buscando “la clave” para amortiguar los efectos de la misma. Por ello la Sala de lo Penal del Tribunal
Supremo ha convocado el próximo 12 de noviembre Sala General, de carácter no
jurisdiccional, con un único punto del día: “establecer las pautas generales de
aplicación de la decisión de Estrasburgo, y sus efectos tanto en presos de ETA
como en otros que pueden verse afectados por esta resolución”.
Dicen que el Derecho y la Justicia sirven para vivir en una sociedad
civilizada. Pero al final resulta que estamos en manos de unos gobiernos, que más que
defender a las víctimas acaban por beneficiar a los malos, por las graves carencias que presenta nuestro sistema
penal y penitenciario. No entiendo por
qué asusta tanto a algunos, plantearse penar determinadas conductas
especialmente graves con la cadena perpetua revisable, como existe en otros
países de nuestro entorno. Porque evidentemente la teoría de reeducación esta
mas que probado que no funciona en sujetos de extremada crueldad y sadismo.
Tampoco entiendo por qué las instituciones europeas puedan estar por encima de
las de un país. En el momento en qué se permiten injerencias ya no se les puede
evitar ni prohibir nada.
Ya tenemos a cuatro demonios campando a sus anchas, esperemos que a corto o
medio plazo no les acompañen otros tantos. Las víctimas y los familiares de los
asesinados que tanto han sufrido ya, no se merecen más daño y dolor. No
quisiera estar en su lugar. Un abrazo a todos ellos.
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