domingo, 1 de octubre de 2023

Deporte y machismo

 


Sin duda me alegré por la victoria de la selección española femenina de fútbol. Merecen nuestro respeto y reconocimiento. Y resulta lamentable que su hazaña haya quedado empañada por lo acontecido.

 

En el momento de la entrega de medallas sentí incomodidad y sorpresa, al ver como el presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, propinaba tan a la ligera abrazos y besos a las jugadoras. En un entorno laboral conviene guardar las formas. Entre hombre y mujer es más adecuado estrechar la mano. Si esto me pareció inapropiado, pese a la euforia por el gran reto conseguido, el beso en la boca a Jenni Hermoso me dejó, descolocada.

 

En el ámbito del protocolo quien ejerce responsabilidades públicas en una institución o en una empresa, debe ser extremadamente cuidadoso y acertado con sus palabras, gestos y actos. Porque con ellos transmite un mensaje muy potente. Porque el cargo que ocupa representa a muchas personas y en determinados momentos, como es el caso, a todo un país.

Una de las principales características del protocolo es generar entendimiento desde el respeto y la buena convivencia. El protocolo pone a cada uno en su lugar, es decir, a la mujer en las mismas condiciones que el hombre. Por ello todo cargo público, institucional o empresarial, atendiendo a los principios de igualdad de género está obligado a mostrar equidad y respeto hacia todas las personas. El presidente del organismo rector del deporte rey en España no lo hizo.

Desde el protocolo y la comunicación y también desde el sentido común y la educación, resulta evidente que su comportamiento estuvo muy fuera de lugar. En el ámbito laboral, la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres establece que “un contacto físico deliberado y no solicitado, abrazos o besos no deseados, acercamiento físico excesivo e innecesario son conductas constitutivas de acoso sexual”.

Evidentemente todos cometemos errores, somos humanos. Pero el mayor error es no saber pedir de inmediato una disculpa sincera, sentida, completa y efectiva. Al final eso es lo que distingue y dignifica a unas personas de otras. 

 

Por otra parte, me parece excesiva la cobertura mediática que le están dando a este asunto. Rubiales tendrá que asumir la responsabilidad que le corresponda. Lo importante es que esto sirva para seguir avanzando en materia de igualdad de género. Y que este tipo de situaciones no vuelvan a producirse, ni en lo público, ni en lo privado.

 

Lo sucedido en la entrega de premios del mundial del fútbol femenino solo es la punta del iceberg de un problema de fondo, el machismo, que viene dándose en todos los ámbitos de la sociedad. No podemos obviar que, en el mundo del fútbol, el deporte número uno, existe el machismo desde todos los niveles, desde los directivos, técnicos, jugadores, periodistas y aficionados. 

 

Si se consiguiera ir eliminando los comportamientos machistas, con toda seguridad, tendría un efecto rebote en el resto de actividades deportivas y por tanto en toda la sociedad. El deporte es una excelente herramienta para facilitar la integración, la cohesión social, la conciliación de relaciones interpersonales y la formación de los jóvenes. Además de aportar bienestar físico y mental.

Otra cuestión a tener en cuenta es que debemos obligarnos a ser cautos a la hora de valorar, opinar y posicionarse. Porque todo se tergiversa, se amplifica o minimiza según convenga e interese, como estamos viendo con este y otros temas. Es importante buscar fuentes de información fiables que nos ayuden a adoptar una opinión razonada.

Sin perder jamás nuestra libertad y derecho a opinar, conviene asumir que nunca estaremos exentos de dejarnos influenciar y equivocarnos. Tendremos que aprender a admitir errores y rectificar posiciones con serenidad y naturalidad.  

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